Festival internacional de Jóvenes realizadores certamen nacional y de animación

El corto se enfrenta al largo

  • Los jóvenes realizadores y actores que participan en el Festival están de acuerdo en que el cortometraje es el mejor formato para hacerse un hueco en la industria del cine en estos días de crisis

Menos presupuesto, más libertad creativa y menos presiones comercionales. El cortometraje cobra fuerza entre los cineastas españoles a la hora de afrontar la crisis de la industria audiovisual. Así lo afirmaron ayer varios de los realizadores y actores que participan en el Certamen Nacional del Festival de Jóvenes Realizadores de Granada.

"Es un sector que está dando mejores resultados que el largometraje", aseguraba Lino Escalera, director de Elena quiere. El corto, a diferencia del largometraje, abre las puertas al creador y al actor en la industria del cine. Con menos costes y sin la necesidad de grandes infraestructuras, el corto es un formato práctico que da mucha libertad al realizador en cuanto a ideas y formatos. Lo destacaba también Vicente Villanueva, autor de Heterosexuales y casados, "al no haber tanta presión por parte de la industria de hacer taquilla tenemos más libertad con las cintas, lo que posibilita más creatividad y originalidad en los trabajos". "Se puede arriesgar más", añadía Xavi Sala, creador de La parabólica."Es la causa de que en estos momentos, internacionalmente, el cortometraje represente más al cine español que el largometraje".

Por parte del actor granadino Alejandro Casaseca, protagonista del trabajo de Villanueva, confesó que "un corto da la posibilidad de trabajar en el cine. Es una plataforma que da a conocer no sólo el trabajo del director sino el del mismo actor".

Para tal fin, certámenes como el de Granada ocupan un papel fundamental. En opinión de Escalera, es "uno de los diez mejores de toda España". "Es un certamen", subraya, "que tiene un criterio de selección importante, lo que asegura calidad, originalidad y creatividad en sus propuestas"; una afirmación compartida por el resto de realizadores.

Pero no todo es un cuento de hadas para el corto español. Existen problemas preocupantes como el dinero -aunque hay una red de subvenciones a las que se puede acceder- y la distribución, ya que el cortometraje no es un formato para salas. "Se ha tratado de hacer paquetes de cortos, pero no es factible porque la gente no está acostumbrada a ello", lamentaban. Como contrapartida, los festivales hacen una gran labor para la difusión, ya que dan "la posibilidad de que se puedan ver" sus trabajos. Incluso, "se puede recuperar parte o la totalidad de los gastos".

Otra cuestión que marca en estos momentos el debate es la excesiva libertad que se da a los nuevos formatos, "cualquiera se cree cineasta por llevar una cámara", denunciaba Sala. "La democratización en los medios", prosigue Escalera, "es un arma de doble filo. Hay que exigir calidad a los nuevos formatos no sólo por tener una cámara ya eres director. Es una ventana al público pero no todo vale".

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