arte

El creador vanguardista Thomas Busse se adentra en el subconsciente humano

  • El artista alemán inaugura una íntima e innovadora exposición en la galería granadina Arrabal & Cía donde se dan la mano videoarte, fotografía, escultura e instalación

"Sé expresarme perfectamente, pero no correctamente". Con estas palabras inauguraba el artista alemán Thomas Busse su nueva exposición, principalmente de fotografía, en la galería granadina Arrabal & Cía. En ella, dos salas de pequeño tamaño exhibirán hasta el 18 de mayo una serie de obras que funcionan como una invitación a los sentidos y a las formas, y que se inmiscuyen en el subconsciente y trastocan las emociones para dar la bienvenida a un nuevo mundo y, sobre todo, a un complejo en elaboración pero sencillo en entendimiento, lenguaje semipoético y semiartístico pero completamente renovador.

Es ahí donde reside la esencia principal de Busse: en la ruptura de los esquemas clásicos de concepción del mundo terrenal que nos rodea, incorporando para ello elementos que hacen sentir incomodidad, dolor incluso, suspense, mucha reflexión y, en ocasiones, también una ambigüedad agradable y muy visual, creando todo en conjunto un auténtico viaje hacia el interior más profundo de cada persona a través de los elementos que, en físico, adornan una pared blanca pura de la Galería Arrabal & Cía.

Una de las máximas inspiraciones del fotógrafo es el cuerpo humano y los animales

"No me gustan las paredes blancas. Me gusta que el propio lugar donde expongo también transmita, también tenga significado. Me gustan las fábricas semiabandonadas para ello", explicó el artista, que ha tenido que remodelar algunos de los conceptos de sus obras y repartirlas de una manera que llene pero no sobrepase, pues, como él mismo aclara: "Mi obra es mucho más extensa y grande, pero aquí he tenido que adaptarme al espacio y al final ha quedado un resultado bastante interesante".

El polifacético artista prefiere que no se hable de su vida personal ni que se muestren demasiadas imágenes de su cara pues prefiere expresar su talento sin interrupciones y sin "manchar" su arte con connotaciones políticas ni individuales de su vida más íntima. Es por este motivo por el que tiene apenas una mínima información sobre él y su obra colgada en Internet. Sin embargo, sí ha querido expresar que él, de Alemania, le gusta contar en casi todas sus piezas con el cuerpo humano y la mirada de sus familiares y amigos a través de una cámara que ya ha captado tanto a personas como a calles y circunstancias de España y Alemania, exponiendo a través de sus fotografías la cotidianidad y detalle que, a ojos de cualquiera, podrían pasar desapercibidos con bastante facilidad. El creador planea que el público vea esa fotografía, una en la que sale un perro, un cartel rajado en Alemania y corroído por el paso del tiempo o unas escaleras sucias que conducen al metro para ir al trabajo, y que el visitante se pare a observarlas y piense. El artista no sabe qué piensa la gente ni les dice lo que deben pensar. Simplemente pretende que se paren y miren, y en el interior de las mismas, de forma escondida y profunda, surja la magia, surja la reflexión.

Uno de los temas favoritos de Busse es el cuerpo humano, los animales y las formas que, en conjunto, podrían parecer que no tienen sentido pero que, sin embargo, al observarlas, se descubre todo un mundo psicológico y subconsciente imposible de dejar atrás. "Me gusta que mi obra sea como los test de Rorschach, de hecho tengo varias fotografías con imágenes similares a esas manchas negras del test", reconoce pícaro. Además, la escultura y la videocreación son otros de los temas que el creador expone y elige para dar rienda suelta a su interior. Al artista también le gusta trabajar con las "miradas que devuelven otra mirada" y con la sucesión de fotografías a través de un vídeo con música para provocar diversas reflexiones en el espectador.

"Si volviera a nacer, sería músico", confiesa, alegando que la galería no es solo pared blanca con obras sobre ella, sino también es crucial la música ascética que en su interior se escucha, para que la inmersión y entendimiento de ese lenguaje individual y único para cada uno que nos propone sea, al final, total y única.

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