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El deseo y todo lo demás

  • 'Primera nieve...' ofrece diez relatos de una exquisitez y exactitud patrimonio exclusivo de los grandes escritores

Publicado en 1958, y nunca hasta ahora traducido al español, la aparición de Primera nieve en el monte Fuji merecía haberse recibido con salvas de cañonería desde todos los suplementos culturales que se precien de tales pero, con ese recato que Yasunari Kawabata puso en cuanto hizo, el volumen se ha contentado con hallar un resquicio en las librerías a la sombra de códigos arcanos y/o malditos, tras huestes de templarios con o sin secreto, junto a un sinfín de misterios inspirados más por la mercadotecnia que por las musas. Nada de ello (ni códigos, ni soldados del temple, ni mercadería) hay en este precioso libro. No lo necesita. Primera nieve en el monte Fuji ofrece diez relatos de una exquisitez, no por repetida menos excepcional, y una exactitud patrimonio exclusivo de los grandes escritores.

Esta decena de historias propone una sugerente suma de estampas de una realidad lejana en el tiempo (el medio siglo transcurrido desde su aparición no es una minucia), también en el espacio (Japón está en el extremo opuesto del mapa), que nos expone a una actitud vital tan preocupada por las pequeñas cosas que da vértigo. Sin embargo, además de hacer una reconstrucción sagaz de su sociedad, Kawabata ahondó en esas emociones que nos hacen semejantes a los individuos de cualquier latitud. Me refiero al deseo y a todo lo demás. A la alegría de lo que no importa decir en voz alta y al miedo de lo que es infinitamente preferible callar. Me refiero a los proyectos de futuro, a la añoranza por el tiempo ido, a la resignación a la vida, al pensamiento de la muerte, todo eso. Los temas son cotidianos: las fantasías adúlteras de una mujer por un vecino suyo, el descubrimiento de que los árboles frente a casa han perdido sus hojas, el reencuentro con una persona cuya existencia habíamos olvidado, etc. Pero hay también espacio para lo insólito, como la narración del joven que, durante la guerra, decidió pasar por mujer para evitar la llamada a filas o la historia del fantasma que gusta de subir a taxis vacíos.

Kawabata se sirve de una prosa argentina, atenta al paisaje y al retrato, y a modular el tiempo con la mayor precisión posible. En general, sus relatos parten de una acción nimia para escarbar debajo de la piel del mundo. En el cuento que da título al volumen, por ejemplo, el comentario de un hombre a su acompañante (una antigua novia) a propósito de la nieve reciente en el emblemático monte Fuji, deja al descubierto todo cuanto ignoran, porque lo silencian, el uno del otroý Los dedos se impregnarán de una poesía esquiva que deja, minúsculos como lágrimas, regueros de melancolía en los bordes de la página.

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