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Una estructura gráfica

  • El autor reflexiona sobre las relaciones entre arquitectura y narrativa gráfica y profundiza hacia los cimientos hasta alcanzar la estructura del medio

Dirigida por Jenaro Talens, Signo e imagen es un escaparate ineludible para los interesados en la semiótica y el estudio de la imagen y la comunicación. En sus más de tres décadas de historia, la colección de Cátedra ha publicado diversos títulos relacionados con el cómic, como el ya clásico El discurso del cómic, de Luis Gasca y Román Gubern, los estupendos ensayos El cómic hispánico, de Ana Merino, y Antes de la novela gráfica. Clásicos del cómic en la prensa norteamericana, de José Manuel Trabado, y un conjunto de tomos ilustrados de gran tamaño de temas tan variados como El universo fantástico del cómic o La pintura en el cómic y en el que van también textos divulgativos como la Enciclopedia erótica del cómic o el Diccionario de onomatopeyas del cómic. En esta serie, que, por cierto, ha cambiado recientemente su diseño de cubiertas, se enmarca Cómic, arquitectura narrativa, un espectacular estudio de Enrique Bordes.

Arquitecto, profesor y artista, Bordes reflexiona sobre las relaciones entre la arquitectura y la narrativa gráfica, pero no se limita a reseñar ejemplos de edificios o decorados arquitectónicos, lo que él mismo llama "arquitectura dibujada", sino que profundiza hacia los cimientos hasta alcanzar la propia estructura del medio. En sus propias palabras: "Los espacios representados en el cómic se encuentran en un medio que se concibe y estructura de una manera similar a como el arquitecto dibuja y concibe la arquitectura. El cómic podría ser considerado una arquitectura en sí mismo". Es así que, como nos indica Antonio Bonet Correa en su introducción, el libro "analiza las formas de construcción del campo visual de las viñetas, sus tamaños, dimensiones, formatos y escala. También se ocupa de las posibilidades morfológicas y el engarce de las sucesivas secuencias temporales, siempre de acuerdo con las reglas del orden espacial y temporal".

De nuevo en palabras de Bordes: "La estructura gráfica del cómic trata de lleno un problema que no es ajeno al arquitecto: representar (crear/pensar) un mundo y su espacio en las dos dimensiones del papel (o de una pantalla). Es decir, representar las tres dimensiones del espacio sobre las dos del plano. El dibujo del cómic va más allá, dado que, para narrar, debe jugar representando también el tiempo, una dimensión más. Insistimos: mientras que el dibujo de arquitectura representa tres dimensiones en dos, el cómic pugna con incluir cuatro dimensiones en esas mismas dos". Esto, que puede parecer muy sesudo (y seguramente lo sea), se beneficia de la enorme cantidad de ejemplos y citas visuales repartidas a lo largo y ancho del libro, que se hace tan interesante de leer como gozoso de contemplar. De Jessica Abel a Jeff Zwirek, el índice onomástico contiene cientos de referencias, entre las que no podían faltar genios de la composición visual como Guido Crepax, Will Eisner, Fred, Shintaro Kago, Windsor McCay, Scott McCloud, Richard McGuire, Joost Swarte, Chris Ware o el mismísimo Francisco Ibáñez, con su 13 Rue del Percebe.

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