Pablo Heras-Casado. Músico

"Es fabuloso ver que en la OCG hay hambre de hacer música"

  • El director granadino, que se reencuentra con la orquesta tras cuatro años, reclama a los políticos que saquen "dinero de donde sea" · Su concierto dentro del Festival de Música y Danza en el Carlos V le hace especial ilusión.

Por ver a los suyos y pisar su tierra, Pablo Heras-Casado ha llegado a cambiar un cómodo viaje de dos horas entre Amsterdam y Düsseldorf por uno con Granada de por medio. "Mis padres siempre me dicen que descanse y no me dé la paliza de viaje, porque es una vida muy agotadora, pero una hora que paso aquí es vida". Hoy dirige a la Orquesta Ciudad de Granada en el Auditorio Manuel de Falla en un concierto para el que no quedan entradas.

-Imagino que el concierto aquí en Granada es especial para usted.

-Mucho. Ya hacía mucho tiempo, cuatro años, que no dirigía aquí. Para mí ya cuatro meses es muchísimo, por eso pienso que estoy empezando de nuevo. Si en cuatro meses tengo la percepción de que lo que hacía era diferente, imagina cuatro años... Volver aquí después de todo este tiempo y lo que he vivido y dirigido es muy especial.

-¿Nervioso?

-Nunca tengo nervios antes de un concierto pero la incertidumbre y los nervios del primer ensayo siempre están. Aquí también me ha pasado y se lo dije a la orquesta en el primer ensayo, sobre todo después de tanto tiempo, pero esta semana lo hemos pasado muy bien y creo que mañana -por hoy- va a ser una noche muy bonita. El hecho de que tanto en el escenario como en el público prácticamente todo el mundo sean amigos no ocurre siempre y es una suerte para mí.

-No siempre están. ¿Es lo que más echa de menos en otras orquestas?

-Ésta es una vida solitaria. Es así porque los músicos están en una orquesta y una semana tienen un director y otra, otro... No haces amigos en todos sitios pero me gusta trabajar con cordialidad, con cercanía y desde lo positivo para intentar crear una atmósfera especial no sólo en lo artístico sino en lo humano. Unas veces consigues muy rápidamente un ambiente muy caluroso y otras veces cuesta más... Cada semana es diferente.

-Han dicho que su trayectoria tiene tintes de espectacularidad, que ha emprendido el vuelo como un meteoro, que es uno de los grandes músicos de la cosecha del 70... Visto así parece fácil pero su trabajo le ha costado ¿no?

-Siempre es agradable que a uno se le reconozca el esfuerzo pero en realidad continuamente estoy preocupado por el trabajo que tengo que hacer cada semana y por lo que queda por hacer. Claro que me ha costado, pero yo no pienso en que he llegado a ningún sitio. Estoy en camino todo el tiempo. El trabajo es interminable pero yo todavía, y cada vez más, siento responsabilidad.

-¿Nunca ha pensado en llegar a ningún sitio?

-Al principio, cuando hacía música en Granada con mi coro, con mis amigos, no me planteaba nada de esto de lo que estoy haciendo ni lo que me está pasando. Sólo me planteaba dar lo mejor de mí.

-¿Cómo le ha cambiado la vida? Parece el mismo joven músico ilusionado por ir a Lucerna de hace unos cinco años...

-Todo se ha acelerado bastante pero siempre tengo la impresión de que en realidad no ha cambiado tanto porque me sigo tomando las cosas de la misma manera. Ahora evidentemente va todo más rápido. En lugar de viajar a Murcia, Sevilla o París, todo es más intenso y está como en otra dimensión, pero trato de vivirlo con la misma ambición artística que al principio, intentando hacerlo lo mejor que puedo en cada sitio. Más que de cambio tengo la sensación de evolución. Una evolución deseable y lógica porque lo único que tengo es el trabajo que hago y las horas que le echo.

-Siempre ha dicho que la clave es el respeto. ¿Ha ido añadiendo más cosas?

-Es muy sencillo. Lo fundamental es el respeto hacia tu trabajo y hacia Shostakovich, Schubert, Verdi, Mozart o quien sea. Eso es lo primero. Es respeto hacia la música, intentar hacer la mejor música posible e intentar que la orquesta haga la mejor música posible. Lo que intento hacer es que la orquesta esté siempre en las mejores condiciones posibles. Mi trabajo es como el de un médium entre el compositor y la orquesta primero y luego entre la orquesta y el público. Yo no sueno, no toco. Lo mío es el respeto.

-Gracias a eso ha estado al frente de orquestas como la Filarmónica de Berlín. ¿Ha sido su mayor reto?

-Es interesante pensarlo porque la Filarmónica de Berlín es un referente de la idea de lo que una orquesta debe ser o puede llegar a ser como instrumento colectivo. Es un reto pero desde el punto de vista emotivo, por lo que esa orquesta supone. Luego una vez allí para mí es una orquesta más.

-Ya tiene fechas para dirigir a la Filarmónica de Nueva York y a la orquesta del Metropolitan para 2013 y 2014. ¿Se siente más respaldado con fechas tan cerradas?

-Evidentemente, y más en los tiempos que corren, soy un afortunado y un privilegiado. Por otra parte nunca sabes lo que puede ocurrir. Quizás de una manera instintiva me gusta dejar siempre la puerta abierta a eventualidades porque no sé qué puede pasar de aquí a entonces. Uno fija en el calendario Nueva York, Boston, Tokio... pero no sabes lo que puede pasar. Por otra parte también se pierde un poco de espontaneidad. En ese momento igual me apetece hacer otra cosa, pero imagino que el Metropolitan me apetecerá dirigirlo en 2014 igual que ahora. Se trata de una de las mayores casas de ópera del mundo.

-Acaba de firmar como director principal de la orquesta neoyorquina de St Luke's. ¿Cómo se siente?

-Muy contento porque es una orquesta fantástica que tiene muchas cualidades como la OCG. Es una orquesta con un tamaño similar, no es una orquesta sinfónica de ochenta o noventa músicos, y tiene una personalidad de grupo de cámara. Todos los músicos están muy involucrados. La cuidan mucho en lo artístico y en cómo funciona y, como no siempre tienen un director titular, cuando lo tienen es porque les apetece tener a alguien en el proyecto. Su programación orquestal, sinfónica, es quizás el cuarenta por ciento al año y el resto hacen música de cámara. Para mí es fantástico porque tiene ese carácter y esa versatilidad, porque hacen música antigua.

-Algo que casa muy bien con su propia personalidad, igual de versátil.

-Exacto. Además es una orquesta que tiene mucho prestigio en Estados Unidos y tampoco me robará tiempo de hacer nada de lo que estoy haciendo porque en realidad en Nueva York tendré que estar al cabo del año tres o cuatro semanas con esa orquesta.

-En su vida profesional ha tenido muy buenos maestros. ¿Qué significan para usted Harry Christopher y Pierre Boulez?

-Ellos han sido curiosamente mi primer profesor y el último que he tenido, en una distancia de doce años entre uno y otro. Son personas que han llegado a mi vida en momentos clave y que me han marcado mucho.

-Tampoco ha olvidado a Salvador Más. ¿Qué le parece su salida de la OCG?

-Las orquestas y también las personas, en este caso un director, evolucionan. Los intereses cambian a veces y es natural pasar temporadas con una formación y luego cambiar a otra. Lo importante es que cada una de las partes se sienta satisfecha con la relación.

-Después de cuatro años. ¿Cómo ha visto a la OCG?

-Se lo he dicho a muchos de ellos. Para mí es una alegría que a pesar de los periodos difíciles que han pasado últimamente, no sólo económicos sino artísticos, sigan con las mismas ganas de tocar y hacer música. Después de Pons ha sido difícil mantener el estándar que la orquesta tenía en su momento. Poca gente habrá oído a la orquesta tantas veces como yo, que he venido y me he sentado en los ensayos horas y horas durante muchos años, y para mí es fabuloso ver que hay hambre de hacer música, de tocar juntos y de hacerlo bien.

-¿Le han transmitido ellos su inquietud?

-Claro. Me han hablado ahora y antes también. Vengo a Granada siempre que puedo y estoy al tanto. Pero es importante que todo el mundo sepa que la orquesta no sólo es música, la orquesta en Granada es un estandarte cultural y no se puede cuestionar si sigue o si no. No es concebible. Los museos tienen que estar y no se puede contabilizar en cuestión de las visitas que recibe; a lo mejor unos lienzos de Alonso Cano un año, por la política de museo, por turismo o lo que sea, puede recibir 500 visitas o 50.000, pero no se puede juzgar a Alonso Cano ni si es interesante poner su cuadro en un museo por el número de visitas. Pasa lo mismo con la orquesta.

-Aunque el Titanic se hunda...

-Sí, tiene que estar, y los políticos tienen que darse cuenta de eso. Los conciertos están todos llenos y no se puede cuestionar. Ellos tienen que encontrar la fórmula y sacar dinero de donde sea, en lugar de hacer con el dinero lo que hacen, gastárselo en comidas para los amiguetes y subvenciones ilegales o gastarlo en una televisión pública que es un sumidero de dinero... Pero es lo de siempre.

-¿Le han ofrecido a usted la titularidad de la OCG?

-Hemos discutido en alguna ocasión si existía la posibilidad pero en este momento tengo otras prioridades.

-¿Por lo de Nueva York?

-Ahora mismo ya no es por lo de Nueva York, que evidentemente necesito tiempo para dedicarles, no me interesa una titularidad porque el calendario es ya muy complicado para mí, lo tengo muy comprometido y es importante mantener la relación cada año con ciertas orquestas que dirijo por todo el mundo y necesito tener esa libertad por el momento. Volver a Granada siempre que pueda y lo consideren oportuno... pero es algo que no me planteo.

-Como no me va a decir quién... ¿cómo debería ser el nuevo director de la OCG?

-No lo sé pero yo pienso que no debe ser tan difícil. Hay gente preparada y con ganas de involucrarse en un proyecto y debería ser alguien que esté dispuesto a dar mucha energía y mucho tiempo. Yo creo que la postura de los músicos de que sea alguien joven y dispuesto a crecer con la orquesta es lo acertado. Hay gente muy preparada, muy válida y con mucha energía y estoy seguro de que encontrarán a la persona adecuada.

-Le veremos este año en el Festival de Música y Danza...

-Este verano estaré con una orquesta alemana. No puedo decir nada hasta que lo anuncien ellos pero sí, allí estaré. Me hace mucha ilusión y es como una especie de hito para mí dirigir finalmente en Carlos V, un lugar mágico, como con algo sagrado... Va a ser un momento muy bonito.

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