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Una garganta milenaria

  • José Mercé arrancó ayer en los Arrayanes el ciclo de flamenco del Festival con una actuación de cante jondo serio y riguroso

Dicen que el flamenco es un arte ancestral que nació hace siglos. Y en los Acordes del Milenio del Festival de Música y Danza, la voz de José Mercé demostró en el Patio de los Arrayanes que guarda bajo llave todo este saber. 

 

Tras el éxito de su último trabajo discográfico, Mi única llave, que le ha consagrado como el único cantaor capaz de llenar grandes escenarios,  el cantaor jerezano ofreció  un recital con la esencia más pura del cante. 

 

 Sus 15 años de trayectoria, sus 600.000 discos vendidos y, en especial, su trabajo Del amanecer (1998) han contribuido a iluminar este arte para todo el mundo.  Ha hecho del flamenco un vocabulario accesible para todos, como demostróayer  en los Arrayanes sin necesidad de tirar de sus conocidas versiones de éxitos como Mamy blue. Y en la Alhambra, donde Manuel de Falla y García Lorca dignificaron para siempre el flamenco con el concurso de cante jondo de 1922, Mercé se adentró en los terrenos inescrutables de la soleá y la seguiriya acompañado de Diego del Morao, el hijo del su inseparable compañero Moraíto  -fallecido el pasado año-.

 

Entre sus reconocimientos destacan el premio del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, la Medalla de Andalucía, el nombramiento de Hijo Predilecto de Cádiz, el Premio Internacional de las Artes Escénicas de la Fundación Cristóbal Gabarrón o el Premio Embajador de Andalucía. Afable y cercano, Mercé volvió a demostrar que aunque se prodigue por otros derroteros, cuando se sienta a cantar por 'derecho' sigue siendo una de las grandes referencias del flamenco actual.

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