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Los genios del futuro

  • El proyecto que llevó a cuatro centros de Secundaria al Instituto de Astrofísica crecerá el próximo año e incorporará facultades de ciencia de la Universidad de Granada para que los alumnos investiguen en otras ramas

Javier Pérez Cáceres está convencido de que el asteroide descubierto por su alumna Mónica Sevilla es sólo la primera de una serie de proezas que están por llegar. "Tenemos a alumnos muy preparados, a expertos dispuestos a ayudarles y las herramientas adecuadas. Sólo nos falta creer en ellos". El I Proyecto de Iniciación a la Investigación Astronómica en Secundaria (PIIAS), una iniciativa piloto en la que cuatro institutos han hecho ciencia en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, se convertirá el año que viene en un programa mayor donde se unirán facultades como Medicina, Arquitectura, Farmacia, Física, Química, Biología, Geología o Matemáticas. "Hemos comenzado con Astronomía pero el reto es que los alumnos con vocación científica realmente puedan trabajar y ver cómo es la vida de un científico en la rama que a ellos les guste".

Rodeado en su despacho de papeles y artilugios científicos, el profesor y astrónomo enseña orgulloso en el Fray Luis de Granada los artículos en inglés que como auténticos científicos han escrito sus alumnos sobre la novedosa experiencia. "Lo hacen jóvenes alemanes, a quienes incluso se les publica en revistas científicas, ¿por qué no lo van a hacer los españoles?". Pérez Cáceres tiene claro que esta edad -entre los 14 y los 17 años- es la más propicia para desarrollar la creatividad. "A esas edades no existe el miedo a la equivocación, uno aprende y se divierte incluso con los fallos, mientras que a medida que vamos creciendo aumenta" el miedo al fracaso. Las escuelas no pueden matar la creatividad sino todo lo contrario.

"Si un alumno muestra interés por los delfines, si otro siente curiosidad por la arquitectura o la medicina, hay que apoyarles y ofrecerles la posibilidad de que conozcan el mundo que les rodea, para que les sea más fácil elegir lo que quieren ser en el futuro". A veces, subraya, "menospreciamos las capacidades de los estudiantes de estas edades".

Cuando llegó al instituto bilingüe granadino y vio el enorme potencial de sus estudiantes, quiso aplicar un modelo propio de otros países en los que había dado clases y que conocía bien. En institutos de Holanda, Inglaterra y Estados Unidos hay asignaturas en la que los alumnos pueden aprender haciendo su propia investigación. La diferencia es que aquí, en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, los 77 estudiantes de los centros Fray Luis de Granada, Manuel Cañadas, Pedro Soto de Rojas y Francisco Ayala han ido más allá. Pérez Cáceres asegura que en España no existe ninguna iniciativa parecida.

Los jóvenes han podido tomar sus propios datos "con los telescopios de Chile y Argentina", han realizado sus cálculos, sus investigaciones y han sacado sus propias conclusiones. Precisamente fruto de la toma de imágenes que realizó uno de los grupos, Mónica Sevilla pudo descubrir el asteroide al que pondrá nombre.

El profesor recuerda que fue en diciembre cuando se puso en contacto por primera vez con Emilio J. Alfaro, presidente de la Sociedad Española de Astronomía y coordinador científico del PIIAS. "Pensamos que el Instituto de Astrofísica era el sitio idóneo para empezar. Le encantó la idea y me apoyó desde el primer momento". No es nada fácil, resalta, "convencer a astrónomos que tienen que publicar muy habitualmente sus artículos para que aparquen un poco todo lo demás y se dediquen a enseñar a los niños. Y lo han hecho de una forma muy generosa y, además, tomándoselo muy en serio".

Tanto es así que no hay más que ver los resultados. Entre el ajetreo y el barullo habitual en el patio del instituto durante el recreo no es extraño ver transitando cámaras y periodistas en busca de la astrónoma más joven de España.

Tras una charla de introducción en los cuatro institutos participantes, los alumnos que quisieron se apuntaron a esta aventura. "Muchos de los que no lo hicieron", dice el profesor, "ahora se han arrepentido". PIIAS estaba dividido en dos fases. Primero, los alumnos debían aprender la estructura del universo a través de clases teóricas y trabajos para que ellos mismos se autoevaluasen y creciera su interés. Lo segundo era la estancia con los astrónomos.

Alfaro consiguió que se presentasen nueve proyectos, "que cubrían casi todas las ramas de la astronomía y que estuvieron coordinados por nueve científicos". Ellos después podían elegir entre investigar sobre nebulosas, supernovas o exoplanetas. Curiosamente uno de los grupos se dedicó a estudiar el tránsito en los exoplanetas, un tema muy nuevo en Astronomía y que precisamente fue el tema en el que el profesor Javier Cáceres se especializó en Amsterdam.

Dice que esta edad es perfecta para hacer investigación pero ¿pueden estudiantes de entre 14 y 17 años llegar a las mismas conclusiones que un científico lleva toda su vida estudiando? "Por supuesto es necesario tener los conocimientos y la experiencia de un investigador". Sin embargo, subraya, "cuando se trata de estudiar algo muy concreto puede haber cien ideas muy importantes sobre ese tema. Si sabes inglés lo suficiente como para leer los artículos que desarrollan estas ideas, que ellos lo tienen; si sabes manejar ordenadores y estás bien tutorado, ¿por qué no va a poder hacerse investigación? Tenemos la inteligencia y las ganas de los niños y tenemos los medios. Sólo falta valorarlos lo suficiente".

Pérez Cáceres ya se ha entrevistado con algunos de los coordinadores de las facultades de ciencia de la Universidad de Granada. "A todos", dice, les ha parecido muy interesante el proyecto teniendo en cuenta los resultados de esta primera experiencia".

El objetivo es "ir más allá de la teoría. La idea básica es destacar el carácter experimental de la ciencia. Para entenderla hay que ir a un laboratorio, hay que medir, utilizar los instrumentos y que puedan resumir sus conclusiones en un artículo" como auténticos científicos. Si todo sale bien, el próximo año quizás seamos testigos de nuevos y asombrosos descubrimientos.

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