Crítica jazz

A algunos les gusta caliente

funkdacion

Festival Jazz en la Costa. Fecha: jueves 16 de julio. Lugar: Plaza Nueva, La Herradura. Aforo: 800 personas.

Aunque aquí se tituló Con faldas y a lo loco, la famosa comedia de Billy Wilder se llamaba originalmente Some Like it Hot, a traducir ingenuamente por algunos "les gusta caliente", pero que en realidad hacía referencia al hot jazz en contraposición a la onda de cool jazz (jazz frío) que tan en boga estaba en la época. De modo que la traducción más exacta sería la de "a algunos le gusta el hot", en la que la palabra 'hot' denota directamente un estilo de jazz. Precisamente el que interpreta la orquesta femenina en la que se infiltran los travestidos Jack Lemon y Tony Curtis. Y el calor también fue el protagonista, con permiso de la Virgen del Carmen, de la primera noche del Festival de Jazz en la Costa, que como viene siendo costumbre estos últimos años, abrió fuego, con perdón, con su programación paralela en el concierto de La Herradura este año a cargo de los ardorosos Funkdación.

El grupo dispuso un repertorio que incitaba indiscutiblemente al baile, mezclando sus propias composiciones con algunos infalibles de las pistas de baile más calientes del planeta a base de funk del bueno, aunque no sería hasta el final de la fiesta cuando, tal vez ya habiéndose sacudido los nervios propios de toda actuación, y seguramente cuando la temperatura del aire comenzaba a dar una mínima tregua, el personal se dejó la vergüenza en los asientos y ocupó el frontal del escenario para mover el esqueleto, eso que James Brown llamaba impúdicamente y que hoy no admitiría la corrección política, Shake your money-maker, y que será mejor dejar sin traducir. Preciso y medido David Margam a la guitarra, incansable y dinámico Paco Romero con las baquetas, sinuoso y elástico Eduardo Armiño al bajo, neumático y correoso, según correspondiera Emilio Berrocal con las teclas, luminoso y lúbrico Andrew Lynch (al que el nuevo cantante se empeñaba en llamar David recurrentemente) al saxo alto, le tendieron una alfombra mullida a Ralph Zuazua para que se exhibiera con el micro.

Con el nuevo cantante la banda tal vez haya perdido algo de presencia, pero su voz aguda se amolda magistralmente a cierto tipo de funk más underground, más sucio y canalla del que se adaptaba a la voz más engolada de Damon Robinson. En ese sentido seguramente Funkdación han ganado en crudeza, una crudeza que le va muy bien a ciertos temas; ahora pueden sonar más a Archie Bell que a Lou Rawls, por así decirlo. El concierto comenzó con una intro de Lettuce, en plan deep funk, y entre los muchos clásicos, del soul power de James Brown o el Got to Getcha de Maceo Parker -al que Lynch debe todo su soplo- hasta los guiños a Burning Spear, Roy Ayers con Evolution,Get the Funk out of my Face de The Brothers Johnson, el Pick up the Pieces de la Average White Band, Haggis Horns, Bill Whiters y hasta Uptown Funk, de los más actuales Mark Ronson y Bruno Mars, el grupo fue colando convenientemente sus propias creaciones, The Grind, Better Place, Straight Talki, Turn it up… Así llegaron al pirotécnico final, con What Do I Have To Do y I Wish de Stevie Wonder levantando de sus asientos a un público que finalmente se animó a bailar. Funkdación había cumplido con su compromiso.

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