Letras. Recopilación del poemario completo

Tras las huellas de un poeta ¿olvidado?

  • Bartebly Ediciones recupera la figura y la obra de Pablo del Águila, uno de los poetas más influyentes de los años 60 en el panorama literario granadino

Una de las pocas fotografías que se conservan de Pablo del Águila.

Una de las pocas fotografías que se conservan de Pablo del Águila. / Archivo de la familia

El tiempo y la desmemoria han desdibujado la imagen de Pablo del Águila (1946-1968), pero una nueva edición de su obra lo rescata ahora del olvido. Bartleby Ediciones recupera para los lectores la obra completa de una de las figuras literarias más destacadas de la poesía de los sesenta. Además, desvela aspectos poco conocidos del poeta, de su producción poética, y cuenta con cinco poemas inéditos.

El investigador Jairo García Jaramillo es el editor y autor del prólogo, en el que realiza la reconstrucción más completa de la vida y la obra de Pablo del Águila. Reproduce la trayectoria vital del poeta, desconocido para lectores y críticos a pesar de su calidad literaria. Jaramillo desmitifica su figura y la rescata de esa "hojarasca de ficción, tan idealizada, desdibujada e imprecisa" que la aleja de su verdadera imagen y la acerca "al rostro del olvido".

A pesar de su juventud -murió con 22 años- es considerado uno de los poetas más destacados de los años 60. Abrió una línea poética nueva e importó de Estados Unidos, junto con Félix Grande, la temática y la estética transgresora de movimientos como la Beat Generation, o elementos de la escritura Neovanguardista.

A la misma altura que grandes intelectuales y amigos suyos, como Juan de Loxa o Carmelo Sánchez Muros, ejerció una gran influencia en sus contemporáneos. "Fue un personaje excepcional", recuerda el catedrático de Literatura Álvaro Salvador, "un maestro para todos nosotros. Era una persona tierna, muy culta y carismática. Cuando hablaba todo el mundo quedaba hipnotizado." Cuenta que se reunían, junto a Fanny Rubio, Juan de Loxa, Joaquín Sabina o Bernabé López García, para hacer representaciones teatrales y que incluso llegó a dirigir una obra de Bertolt Brecht. "A veces cuando estábamos reunidos, todos callábamos y esperábamos expectantes a ver qué decía Pablo." Pusieron también en marcha la revista Tragaluz y el programa Poesía 70, del que se conservan dos grabaciones en las que Del Águila intervino. "En la Casa de las Américas, situada en esa época en la Plaza de los Lobos, se hacían exposiciones de pintura y recitales de poesía, donde cantaba Carlos Cano, Sabina, y también Pablo Del Águila. De ahí salió el manifiesto de cantautores Canción del Sur."

Recuerda Juan de Loxa, poeta y gran amigo, que gracias a Del Águila y a algunos más, como Bernabé López García o Fanny Rubio, se creó en la Facultad de Filosofía y Letras un núcleo de jóvenes universitarios con una preparación intelectual nada común. "Pablo pasó por la Facultad dejando huella. Muy pronto lo fiché como actor y lo invité a que participara en Poesía 70. Ya en los primeros programas del año 1967 leía poemas, aunque no suyos. Leía la poesía extraordinariamente bien."

Del Águila ya destacaba desde muy joven por su inteligencia. "Cuando acudía un profesor a darnos clase a los hermanos mayores, él, al día siguiente ya se sabía mejor que nosotros la lección. Pablo era muy alegre y con un gran sentido del humor, pero tenía también una extrema sensibilidad", recuerda una de las hermanas. Tenía, también, una vasta cultura y una madurez asombrosa. "Es realmente sorprendente que con esa juventud, tuviera ya una madurez tan extraordinaria", comenta Juan de Loxa. "Cuando yo publiqué su libro Desde estas altas rocas innombrables pudiera verse el mar, fue todo un suceso, un gran descubrimiento para muchos lectores. Además, su poesía tiene amplitud universal. Se puede leer en cualquier lugar y sentir el mismo estremecimiento".

Trayectoria poética

La producción poética de Pablo del Águila pone de manifiesto, ya desde los primeros poemas, su gran sensibilidad artística. Son poemas en los que se entremezcla la tristeza, la ternura y un fino sentido del humor. "La angustia existencial se dibuja frecuentemente entreverada en la cotidianidad de un yo que naufraga en el dolor del mundo y se aferra a la poesía como tabla de salvación, siendo la muerte, la soledad y el dolor temas recurrentes", recoge García Jaramillo en el prólogo de la nueva obra.

Es ya a partir de 1964 cuando comienza a manifestar su indudable madurez poética, alcanzada en un proceso sorprendentemente rápido producto de su capacidad creativa, de sus lecturas (Dostoievsky, Cernuda, Carlos Fuentes…), del descubrimiento de autores como César Vallejo, que tendría una influencia decisiva en su obra, y del contacto personal con otros poetas del momento como Julio E. Miranda, Félix Grande o Fernando Quiñones, con los que mantuvo una estrecha relación de amistad.

Jaramillo recoge las palabras del escritor Mario Lucarda, según el cual los primeros textos de Del Águila muestran "una poesía discursiva, bajo el ritmo del heptasílabo y el endecasílabo, y el frecuente recurso de la repetición de palabras con mucha efectividad". Y para el catedrático de Literatura Andrés Soria Olmedo, en sus últimos poemas su voz "es ya otra, desesperada, memorable".

1967 resulta un año decisivo en la producción poética de Del Águila. "Terminaba de diseñarse una máscara poética: se convertía en persona literaria", afirma Justo Navarro en el prólogo de Poesía Reunida, publicado en 1989. En cambio, los poemas escritos en 1968 destacan por la utilización de elementos pop, provenientes de la música. El tipo de poesía que escribió Del Águila estaba pensada para ese lector que escuchaba a Los Beatles, a Bob Dylan y a Los Rolling Stones. Incluso el músico Enrique Moratalla versionó su poema Qasida del amor que se fue y no vino, que se incluye en el disco La flor del frío.

Además, se adelantó a las corrientes literarias posteriores. Del Águila ya concebía la poesía como retórica, ante todo como un acto de comunicación, con el que se busca un encuentro con el lector. De ahí la utilización no solo de un lenguaje sencillo, sino también de referencias al mundo intelectual que comparte con el lector ideal de sus poemas. Su fino e irónico humor convivía con su agónica percepción de la existencia, reflejo de su extrema sensibilidad en el contexto de la España franquista.

Compromiso político y social

De hecho, Pablo del Águila pasó de esa poesía subjetiva y existencial a una más comprometida en sus últimos años. Un cambio que se relaciona con Blanco Spirituals de Félix Grande, poeta con el que coincidió en Madrid. Del Águila cree en el poder transformador de la palabra y en el compromiso del poeta con la sociedad.

Quienes le conocieron señalan su extremada conciencia político-social en aquellos años difíciles de gran represión policial hacia todos los movimientos estudiantiles y obreros. Quiñones escribió "yo no puedo segregar, en Pablo, al poeta del activista político, al amigo del estudiante, al sonriente del trágico". Participó en movimientos de lucha antifranquista en Madrid, que posteriormente traería a Granada. García-Posada lo recordaba "empapado de marxismo: un marxismo amplio, inteligente, nada mecánico".

Influencias

Pablo del Águila influyó directamente en poetas como Javier Egea y Álvaro Salvador, y en menor medida en García Montero. Sin embargo, "Javier Egea, quizás es quien mejor recogió su testigo literario", comenta García Jaramillo. "Hay varias preocupaciones que ambos comparten, pero sobre todo un tono, un estilo, una retórica, que en ocasiones se asemeja".

Para Álvaro Salvador, la principal influencia de Del Águila en Javier Egea reside en hacer de lo subjetivo algo colectivo, es decir, compartir la intimidad del poeta con la colectividad del lector. "Yo me influencié, en una primera etapa, de esas formas neovanguardistas. Es muy posible que hubiera abierto una línea de renovación de la poesía parecida a la que nosotros hicimos después, sobre todo si hubiera vivido las novedades, la libertad, y las transformaciones de la transición. Hubiera podido estar a la cabeza de esa nueva poesía". Resulta difícil encasillarlo en una corriente poética concreta, ya que aunque en cuanto a la forma podría adscribirse a una cierta corriente neovanguardista, el contenido de los poemas es mucho más original.

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