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Los intelectuales se unen ante la crisis social en 'Humanismo solidario'

  • Luis García Montero y Rafael Guillén firman un manifiesto que busca la fraternidad

Ante la coyuntura actual de "crisis de valores, de expansión del individualismo más atroz y de una cultura sin salida, que corre el riesgo de perder grandes conquistas históricas", un grupo de creadores y escritores se han planteado la necesidad de responder a tal situación utilizando la palabra como instrumento. Desde esta postura rotunda de compromiso surge Humanismo solidario, un movimiento crítico y creador de resistencia, alternativo, que toma conciencia de la actual crisis social y que tiene entre sus promotores a siete escritores y críticos andaluces: Francisco Morales Lomas, Remedios Sánchez, Manuel Gahete, José Sarria, Alberto Torés, Francisco Huelva y José Antonio Santano.

Al manifiesto, elaborado por los fundadores, se han unido ya más de 200 intelectuales y artistas de diversas nacionalidades, como Antonio Gala (España), Antonio Hernández (España), Claribel Alegría (Nicaragua), Federico Díaz-Granados (Colombia), Bernard Sesé (Francia), Luis Landero (España), Marina Bianchi (Italia), Mohamed Néjib ben Jemia (Túnez), Andrés Alcántara (España), Salvador Moreno Peralta (España) o los granadinos Rafael Guillén y Luis García Montero.

Todos ellos manifiestan "la necesidad de un replanteamiento esperanzado y firme del hecho literario y artístico creando resortes para una nueva educación de la subjetividad, una nueva educación sentimental que ponga como epicentro al ser humano", según explican en elmanifiesto.

Humanismo solidario está integrado por personas libres que, desde la heterodoxia estética, asumen la palabra como deber social, "conscientes de que solo el compromiso ético, ajeno a toda ideología o creencia, puede iluminar este oscuro sendero del pensamiento débil, impulsados por el principio irrenunciable de la fraternidad sin fronteras".

De esta manera, Humanismo solidario es una reivindicación del compromiso con la palabra y con la vida. "Un compromiso que incluye siempre a los otros que, lejos de toda instrumentalización o militancia, implica vinculación y resistencia", continúa el manifiesto en el que se propugna "el destierro del pensamiento único en cualquiera de sus manifestaciones, fundamentando sus principios rectores y su obra individual y colectiva sobre los términos morales que emanan de la idea irrenunciable de la fraternidad universal como eje vertebrador, en contra de la fragmentación (individualismo, autonomía, nacionalismo, aislamiento, etc.) y del dogmatismo (totalitarismo, intolerancia, fanatismo, etc.) imperante en la actualidad".

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