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De la mano de Lorca

  • Fundación Caja Rural acaba de publicar una 'Guía lorquiana' en la que se recorren los lugares que pisó el poeta y que de una manera u otra quedaron reflejados en su obra

Un paseo de la mano del poeta. Y si es verdad que la lectura transporta a otros lugares y otros tiempos, también es cierto que aporta singulares compañeros de camino. La nueva Guía lorquiana que acaba de publicar la Fundación Caja Rural es un recorrido por los lugares de Granada que pisó Federico García Lorca y que de una manera u otra tuvieron su reflejo en su obra. Se trata de "pasear por las mismas choperas, saborear los mismos frutos, desandar las mismas calles, flanquear las mismas puertas".

El libro, escrito por Gloria Fernández y con fotografías de Juan Antonio Martín Jáimez, se divide en tres rutas por la Vega del Genil, la Vega de Granada y un recorrido por Víznar y Alfacar, además de una completa sección de datos de interés, como una guía de restaurantes y un listín telefónico con información de los monumentos.

Y como setenta años puede ser todo el tiempo del mundo o apenas un pestañeo, el comienzo de la ruta en Fuente Vaqueros tiene las huellas del poeta aún frescas.

El libro se detiene en la Casa Natal. "Mi padre se casó viudo con mi madre. Mi infancia es la obsesión de unos cubiertos de plata y de unos retratos de aquella otra que pudo ser mi madre", dijo Lorca. Según explica el libro, "la huella de aquella mujer inspiró el argumento de la obra Yerma y perdura aún en la casa". Ya en la iglesia del pueblo, en la tercera capilla de la derecha, se encuentra la Virgen del Amor Hermoso, "a la que Lorca profesaba especial admiración" y a la que alude en Mi pueblo.

Este recorrido por la Vega del Genil tiene su última parada en Valderrubio, en un "discreto recodo de la calle Real, donde se encuentra la casa de Frasquita Alba, la Bernarda Alba de la ficción, lugar casi en ruinas en la que pretenden ubicar el Museo del Traje Lorquiano". Aquí está también la casa que habitó el poeta, "donde los recuerdos familiares se perpetúan".

El dormitorio de Federico está tal y como pidió por carta enviada desde la Residencia de Estudiantes en 1923: "Mi cuarto en la casa del pueblo quiero que lo blanqueéis muy bien y le pintéis el techo azul y le pongáis cortinas blancas...". Y así sigue.

La siguiente ruta transcurre por la capital y por la Vega de Granada y tiene siete paradas. Comienza el recorrido por el centro, de Acera del Darro a la Plaza de Mariana Pineda. En las cercanías de la Virgen de las Angustias se encontraba la primera casa de los Lorca en la ciudad, casa que se corresponde con el actual número 50.

Después se mudaron a la Acera del Casino, en el número 31, donde pagaban un alquiler de 225 pesetas al mes, "una fortuna". Este palacete representó media vida del poeta y fue derribado en 1973 para construir "un edificio vulgar", el actual número 15. "Los intentos por colocar una placa de recuerdo a Lorca aquí han sido inútiles", cuenta en el libro Gloria Fernández.

Después llega San Jerónimo, el Triunfo y la Plaza de la Libertad. En este triángulo se encuentra el número 5 de la calle Mesones, donde vivía Agustina González, quien inspiró el personaje de La zapatera prodigiosa. La 'zapatera' abrazó el feminismo anarquista y corrió el mismo destino que Lorca en 1936.

El trayecto continúa por el Albaicín y el Sacromonte, donde Lorca denuncia las "mutilaciones" cometidas por "algunos mal llamados granadinos". Además, el libro recoge la "estética de las cosas diminutas" de la casa de Dar al-Horra o el "alma rescatada" de la iglesia de Santa Isabel la Real.

Otra parada en la Calle Elvira, "donde vivían las mozas de elaborado vestuario y soltura de carácter que satiriza Lorca en su 'drama de la cursilería española', las manolas de la copla", explica la autora en el libro.

Después llega la Alhambra, el "eje estético" de Granada según el poeta. Al atravesar la Puerta de las Granadas "se abre un mundo de fantasía muy presente en la obra de Lorca". Y además de rincones ineludibles como los Jardines del Generalife está el Paseo de los Mártires, "el punto neurálgico de España donde la poesía de meseta de San Juan de la Cruz se llena de cedros, de cinamomos, de fuentes, y se hace posible en la mística española ese aire oriental, ese ciervo vulnerado que asoma, herido de amor, por el otero", según escribió Lorca. Otro enclave lorquiano es el Carmen de Falla, lugar en el que se gestó el Concurso de Cante Jondo y donde leyó su poema Mariana Pineda.

Bajando de nuevo a la Vega está la Huerta de San Vicente, donde la familia vivió entre 1926 y 1936 y que se convirtió en museo en 1995. Desde aquí, Lorca veía las siete colinas donde se recuesta Granada, "tendida a lo lejos con una hermosura jamás igualada", escribió el poeta.

Más lóbrego es el circuito que va de la casa de los Rosales -hoy convertida en hotel- al Gobierno Civil. De este último edificio, integrado hoy en día en la Facultad de Derecho, salió Lorca esposado el 17 de agosto enfilando el camino hacia Víznar y Alfacar, donde termina la ruta y la vida del poeta.

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