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Entre lo mejor del arte andaluz

  • Veinticuatro artistas andaluces muestran su obra en Sevilla y ofrecen la oportunidad de comprobar cómo la creación en la comunidad va creciendo

Es absolutamente necesario que, desde todas las instancias, se vele por el arte andaluz más nuevo. Estamos hartos de tanto pretérito, que la confianza que tenemos en el presente, hace que nos preocupe mucho un futuro que sabemos muy seguro. Exposiciones como ésta sirven para hacerlo posible. Sema D'Acosta es el comisario de esta muestra que recoge, de una manera acertadísima, algunos de los mejores efectivos de la fotografía que tiene lugar en estos momentos en Andalucía. Selección rigurosa de una tendencia que, quizás, más que ninguna otra, plantea las perspectivas más claras de un arte en abierta expansión. Fotografía nueva, comprometida, con muchas circunstancias compositivas, transmisora de una sociedad con muchas posiciones, portadora de un preclaro sistema visual con variados desenlaces significativos y acusadora de una actividad artística que permite los máximos desarrollos conceptuales y plásticos.

La exposición se estructura en ocho líneas argumentales que dejan entrever la realidad infinita de un universo cercano o lejano, claro u oscuro, efímero o imperecedero, cambiante o inamovible, sutil y descarnado… protagonizado por una humanidad de pretéritos y presentes, de posibles e imposibles y de luces y sombras. Ocho procesos que aglutinan registros creativos de veinticuatro artistas, seleccionados para la ocasión, entre ese privilegiado conjunto de fotógrafos que desentraña el dulce momento en el que se encuentra la fotografía andaluza.

La selección realizada por Sema D'Acosta, uno de nuestros críticos jóvenes más acertados y con más ilusión y que, además, ejerce su trabajo sin la ampulosidad y hasta divismo que caracteriza a algunos de los que en esta parcela artística actúan, nos patrocina la seguridad artística de grandes fotógrafos andaluces. Los granadinos José Guerrero, triunfador en Arco, que plantea el proceso creativo sobre las zonas urbanas en las que la mano del hombre ha desarrollado una capacidad destructora y Asunción Lozano, con su interesante trabajo sobre las variaciones espaciales provocadas por la naturaleza. La pareja formada por el granadino Paco Mesa y la segoviana Lola Marazuela realiza un ambicioso proyecto mitad aventurero, mitad científico, consistente en fotografiar elementos paisajísticos a lo largo del paralelo 45. Los malagueños Carlos Aires, que plantea esta vez una oferta de interrelación artística, apropiándose de imágenes y componiendo un espectacular escenario doble de gran capacidad creativa y visual; Carlos Miranda, que sigue manteniendo su compromiso conceptual a través de Anonymous, su alter ego, capaz de introducirnos en los más imprevisibles episodios; Noelia García Bandera, con sus poses descontextualizadas de un posible carnaval de artificio; Clara González Ortega, cuya fotografía transmite la secuencia de un tiempo que no se agota; o Karmelo Berdejo, que nos hace partícipes de su compromiso con un aspecto muy en boga, como es la difusión de las obras y esa problemática de autorías y propiedades. Muy importantes me parecen las obras de los cordobeses Teté Álvarez, con su visión de una geografía que ha perdido sus formas originales, en este caso, su interés se centra en los hitos que antiguamente servían de referencia; Miguel Ángel Moreno Carretero y su preocupación por los elementos transgresores del paisaje; Manolo Bautista nos llega a envolver de mágica ironía con una obra donde el paisaje exuberante y los elementos surreales dialogan sin complejos. Fina ironía que envuelve los espacios museísticos que el gaditano Aaron Lloyd transforma en ambientes de pulcra ambigüedad. Muy bueno es el resultado fotográfico de la visión impactante de los norvietnamitas a los que Dionisio González acude para cumular datos buscando medios sociales más favorecedores. El también gaditano Jesús Micó hace grande la fotografía de retratos yuxtaponiendo plástica y estética en orden de un arte total. El jerezano Juan del Junco continúa desarrollando su proyecto sobre la naturaleza animal, ahora con la unión de teoría y práctica en una única unidad visual. La fotografía almeriense está representada por Paco Peregrín, que asume el poder ilustrativo del diseño moderno en composiciones llenas de inquietantes aspectos que maquillen el cuerpo humano; José María Mellado, que nos sitúa en una espléndida labor técnica, con resultado de sumo pictoricismo. La fotografía jiennense está a la misma altura significativa que su pintura. Así Fernando Bayona nos transporta al propio proceso compositivo de sus obras hasta positivar ese universo de barroquismos imposibles en el que se convierte su bello desenlace; proceso creador es, también, la oferta de Miguel Ángel Tornero, cuya obra traduce un sistema manual de justa simplicidad. A Lucas Gómez le interesa la narración de historias sencillas protagonizadas por gente anónima que trasciende una sociedad entrañable y sin asperezas. Intimismo alejado de lo artificioso es el planteamiento conceptual de Camino Laguillo. Lo cotidiano en su más amplio desarrollo estructura visualmente la obra de Celia Macías; mientras que Jorge Yeregui acentúa el compromiso en una naturaleza que abre todas sus posibilidades visuales y conceptuales. Se trata de una exposición que hay que gozar en todos sus aspectos.

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