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Y los neandertales inventaron el arte

  • Una investigación que incluye a la Cueva de Ardales remonta el origen de las pinturas rupestres a hace 65.000 años y obliga a replantear la Historia de la humanidad

A Pedro Cantalejo, el director del yacimiento prehistórico de la Cueva de Ardales, le acaban de decir que le ha tocado la lotería. Su respuesta fue consecuente con la pasión que mantiene por su trabajo: "Sí, pero llevo 37 años metiendo". La revista Science ha dado a conocer los resultados de una investigación internacional impulsada por un equipo multidisciplinar de catorce expertos, asociados a distintas instituciones científicas como el Instituto Max Planck (Alemania), el Centro Nacional para la Investigación Científica (Francia), las universidades británicas de Southampton y de Durham, además de la de Lisboa (Portugal) y las españolas de Alcalá, Barcelona, Isabel I (Burgos), y Cádiz (donde también ayer presentaron el informe sus responsables), entre otras, que, a través de diversas dataciones realizadas en una serie de cuevas de España y Francia, retrasan hasta hace más de 65.000 años el origen del arte rupestre y atribuyen la autoría de las muestras analizadas a los neandertales que precedieron al homo sapiens en Europa. Los registros con una mayor antigüedad, eso sí, corresponden a las tres cuevas españolas implicadas: las de Maltravieso (Cáceres), La Pasiega (Cantabria) y la malagueña de Ardales. El descubrimiento no sólo atrasa 20.000 años respecto a las dataciones hasta ahora esgrimidas el origen del arte; es que, además, responsabiliza directamente a los neandertales de la invención del mismo. Las consecuencias de tal hallazgo son descomunales y obligan a replantear la Historia de la humanidad así como la misma noción de evolución humana, por cuanto sitúan el estallido de una conciencia creativa, capaz de trascender a través de la representación artística, 20.000 años antes de la llegada del homo sapiens a Europa. Tal y como apunta Cantalejo, si se hubieran encontrado en otro planeta obras de arte realizadas por extraterrestres, nos encontraríamos ante un dilema similar. Los científicos tienen por delante años para seguir investigando y ajustar bien el impacto, pero lo cierto es que tan sonora modificación del paradigma evolutivo tiene uno de sus escenarios en la Cueva de Ardales.

Explica Cantalejo que la clave para la determinación de esta datación fue la utilización en el análisis del método Uranio-Torio, que mide el tiempo tomando como base la desintegración radiactiva del uranio de las costras de calcita asociadas a las pinturas: "La base de este instrumento es la medición de las partículas atómicas que la Tierra recibe del cosmos, lo que nos permite fechar elementos inorgánicos como la cristalización. Si el método del Carbono 14, aplicado a la materia orgánica, nos permitía fechar elementos hasta hace 50.000 años, el Uranio-Torio amplía este espectro desde los 50.000 hasta los 120.000 años. Al principio, la investigación era reticente a emplear esta tecnología porque no esperaban encontrar en las cuevas analizadas vestigios tan antiguos. Pero, finalmente, la tecnología ha resultado fundamental". Las implicaciones son, como subraya Cantalejo, determinantes: "Siempre nos habíamos conformado con el paradigma que sitúa el origen de la conciencia abstracta en algún momento de hace 30.000 años, pero es que al establecer una datación únicamente a partir de materia orgánica no podíamos ir más allá. Al poder fechar la materia inorgánica, hemos podido constatar que el origen es mucho más remoto de lo que cualquiera podía imaginar". Recuerda el arqueólogo que las pinturas de la Cueva de Ardales "ya habían sido sometidas a un análisis visual, que nos bastó para determinar que había unas pinturas por encima de otras. En los estudios que publicamos en 2003, 2005 y 2006 logramos establecer la secuencia completa, ordenada a través de las distintas épocas. Lo que no sabíamos era la edad de cada muestra. No teníamos manera de fecharlas. Hasta que pudimos emplear el Uranio-Torio a nuestro favor".

Vivimos en la provincia más importante para el estudio del Paleolítico en todo el Mediterráneo"

Las pinturas ahora consignadas a la mano neandertal son las que, evidentemente, ocupan un lugar más bajo en esta secuencia. Quienes conocen la cueva han tenido oportunidad de verlas, aunque comenta Cantalejo que "por lo general llaman poco la atención, ya que la gente prefiere admirar las manos pintadas que reciben a los visitantes o las representaciones animales, que son más atractivas además de posteriores". En todo caso, las pinturas que han puesto patas arriba a la comunidad científica internacional "son unas manchas que se distribuyen en cuarenta y tres lugares distintos de la cueva que alguien hizo con sus manos después de mancharlas de rojo con óxido de hierro". A simple vista, se distinguen tres variantes en el estampado de estas manchas: "A veces, quien distribuye las manchas lo hace ciñéndose al relieve, como si refregara la mano sobre la cueva para pintar, por ejemplo, una estalactita; en otras, lo que hace es distribuir las manchas que dejan únicamente las yemas de tres dedos de la mano, siempre los mismos, como si quisieran dar constancia de sus huellas dactilares; y, por último aparecen barras horizontales y verticales. Sabíamos que éstas eran nuestras pinturas más antiguas. Y cuando confirmamos que podíamos fecharlas, sencillamente nos preguntamos: ¿Por qué no lo hacemos?".

Eso sí, explica Cantalejo que el método Uranio-Torio no permite fechar directamente las pinturas, "sino lo que podríamos llamar su pátina: la base sobre las que están hechas y los recubrimientos que han podido incorporarse. Pues bien, el estudio de la pátina de estas pinturas nos revela que fueron realizadas hace 43.000 años como muy pronto y hace más de 65.000 años como muy tarde. Si está demostrado que el homo sapiens sapiens no llegó a Europa hasta hace 30.000 años, es evidente que el origen del arte en el continente corresponde a los neandertales. Y esto modifica profundamente la noción que podemos tener de nosotros mismos". Cantalejo se muestra de acuerdo con una de las primeras conclusiones que se extraen de la certificación de que los neandertales poseían una conciencia abstracta capaz de crear obras de arte: que no eran tan distintos de nosotros, los sapiens. "De hecho, sabemos mucho más del proceso evolutivo del neandertal que del homo sapiens. No sabemos a ciencia cierta, por ejemplo, cómo llegamos a Europa. A veces ves las pateras con las que llegan africanos a nuestras costas, esas embarcaciones tan frágiles, y piensas que la salida del homo sapiens de África pudo haber sido así. Pero no lo sabemos con seguridad".

El director del yacimiento también extrae conclusiones particulares de la investigación sobre el desarrollo tecnológico aplicado al conocimiento histórico: "La investigación en torno a la Prehistoria es la que con más facilidad ha asimilado el uso de las últimas tecnologías. Pero este uso debería extenderse mucho más hasta convertirse en una cuestión común. Si se aplicaran estas mismas tecnologías a todas las cuevas que cuentan con pinturas rupestres en España, podríamos ahondar mucho en el conocimiento de la Prehistoria y en las numerosas particularidades que la cruzan.

Cuando se habla de arte paleolítico se hace abiertamente sobre un periodo de tiempo que abarca entre 3.000 y 30.000 años. Es absurdo, en un recorrido tan grande podemos establecer muchos periodos, pero eso requiere un conocimiento más profundo al que sólo podemos acceder mediante la tecnología". Recuerda Cantalejo, por cierto, que la investigación ha sido sufragada íntegramente por los laboratorios implicados en todas las cuevas: "Sólo en Ardales se han hecho dieciocho muestras, y eso requiere mucho dinero. Pero los laboratorios saben bien el retorno que un éxito de estas dimensiones le procura". Y concluye: "Vivimos en la provincia más importante del Paleolítico en todo el Mediterráneo". Amén.

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