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La niña que soñaba ser Marilyn Monroe

  • La sala Zaida descubre, a través de imágenes inéditas, los primeros años de una chica ambiciosa llamada Norma Jeane.

Antes de ser Marilyn Monroe, una jovencísima Norma Jeane Baker ya soñaba con ser Marilyn Monroe. Una infancia alejada de su madre biológica -que tuvo que ingresar en un hospital psiquiátrico-, su matrimonio temprano como única escapatoria al orfanato, su trabajo como inspectora de paracaídas para la Radioplane Company y sus primeras fotos como modelo, aún como Norma Jeane Baker, fueron construyendo poco a poco su otra personalidad, la de Marilyn Monroe, la mujer llamada a convertirse en un mito y a hacer soñar a varias generaciones.

Con motivo de la celebración del Festival Internacional de Cine Clásico de Granada RetroBack, la sala Zaida de Caja Rural acoge hasta el próximo 2 de abril la exposición De Norma Jeane a Marilyn Monroe. Sus recuerdos privados, que reúne varias fotografías inéditas de la artista antes de convertirse en una actriz famosa en todo el mundo, así como documentos personales y algunos pequeños objetos pertenecientes a su niñez y adolescencia pertenecientes todos ellos a la colección privada de Maite Mínguez Ricart, compuesta por más de 1.800 piezas.

Todo arranca con una foto fechada en 1926 y manuscrita por Norma Jeane al dorso con un escueto "Yo, cuando era muy pequeña". En la instantánea apenas se perciben unos brazos que sostienen a un bebé que se convertiría en una de las grandes estrellas del celuloide años después. A partir de ahí, todos son pequeñas pinceladas de recuerdos de una infancia difícil en la que su madre, Gladys Monroe, apenas tiene presencia, y en la que cobra un importante papel Grace Goddard, su tutora legal y, en palabras de Norma Jean, "la única persona que en su infancia le dio cariño".

Imágenes de una pequeña Norma Jean con apenas 3 años jugando en la playa, la primera foto que su novio Jimmy Dougherty le dio cuando empezaron a verse, el recordatorio del funeral de Grace Goddard -al que, pese al cariño que le tenía, no asistió- o un mechón de pelo que Norma regaló a su madre cuando fue internada en el hospital psiquiátrico conforman los tristes primeros años de la vida de la joven. 

La exposición también presta atención a sus años escolares, y así se puede ver desde una fotografía de Norma Jeane a los 13 años rodeada por sus compañeras del Emerson Girl's Glee Club, hasta la foto de familia del Instituto Emerson en el verano de 1941 y que, al dorso, incluye la simpática dedicatoria que escribió a sus compañeros con una letra redondita e infantil y que, a día de hoy, está considerado como su primer autógrafo.

En De Norma Jean a Marilyn Monroe se puede ver la fotografía de boda de la joven con Jim Dougherty el 19 de junio de 1942 así como la invitación al acto, que fue realizada por su tía Ana Lower, que también se encargó de coser el vestido de Norma Jeane. La fotografía sirve de testimonio perfecto de lo que fue aquel matrimonio: él no estaba muy convencido, ya que creía que Norma Jeane era demasiado joven para él, y ella no podía dejar de sonreír porque ese matrimonio iba a ser su pasaporte a una vida libre lejos de cualquier orfanato.

Tras la boda llegaron sus pinitos  como modelo para Blue Book Agency, las visitas con amigos a la Isla Catalina, donde Jim servía para la marina mercante, las cenas en lugares como el Pacific South Seas o el Coconut Grove del Ambassador Hotel y hasta su aparición en la revista de la Radioplane Company, donde fue destacada en varias ocasiones tanto por su belleza -fue nombrada la empleada más bella- como por sus útiles sugerencias al plan de operaciones y estrategias de la empresa.

La muestra se completa con una colección de objetos personales de la actriz: un lápiz de labios color carmín que recibió como regalo de Grace Goddard, una tacita de bebé de plata con el nombre de Norma Jean grabado y una cajita de plata para guardar horquillas y que fue el último regalo que recibió de su madre. Y como adelanto del mito en el que estaba a punto de convertirse, dos versiones del famoso calendario que protagonizó su imagen en la fotografía Sueños dorados de Tom Kelley en 1953. Un por aquel entonces desconocido Hugh Hefner pagó 500 dólares de la época por los derechos de reproducción de la fotografía. Nadie lo sabía, pero la imagen protagonizaría el desplegable del primer número de la revista Playboy y, para entonces, Norma Jean ya era Marilyn Monroe.

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