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"Mi obra está centrada en el corazón del idioma"

  • Tras un apellido exótico se esconde un autor que, desde Madagascar, escribe con vocación de universalidad. "Todos tenemos los mismos deseos y frustraciones", dice

Un escritor de Madagascar que utiliza la lengua malgache no parece estar destinado al ranking de los más vendidos. Y así es. Pero Jean Luc Raharimanana, que visitó Granada recientemente invitado por Alliance Français, consiguió llenar la sala de conferencias de la Facultad de Traductores con su aire tímido y sus potentes imágenes de África. Respecto a los que vean en él a un simple escritor exótico, Raharimanana responde que "un lector debe ir al encuentro del hombre".

-¿Qué claves tiene su obra literaria?

-Definir una obra es el reto de cualquier escritor. Está centrada en el corazón del idioma, incluso si hay que encontrar algo desestabilizante en el idioma. Primero escribí en francés porque es la lengua que he conocido en mi casa y porque es la lengua literaria de la colonización. Pero esto plantea un problema porque mi lengua y mis vivencias eran sobre mitos de Madagascar. De ahí el problema entre lengua y memoria. Pero mi lengua malgache es más oral que escrita. Ahora escribo en los dos idiomas pese a saber que no existen los mismos conceptos para un mismo término. Dentro de lo que cabe, hay un proceso de desculturización. Por ejemplo, el concepto de playa, para los de Madagascar, es distinto. Cuando los turistas preguntaban por la playa nosotros les llevábamos a los lugares donde la corriente era propicia. Claro, los turistas querían la tópica playa paradisíaca.

-¿Teme ser visto como un autor exótico?

-Es el problema de los malos lectores. Un lector debe ir al encuentro del hombre. Todos tenemos los mismos deseos y las mismas frustraciones. Es algo que se plantea en la literatura francófona muy a menudo. Las ideas preconcebidas son, por ejemplo, que la literatura francófona está comprometida contra la miseria y la corrupción. Pero hay muchas más cosas. Yo utilizo la tradición oral pero tamizada con mi imaginario personal. Recojo cosas pero no para narrarlas tal y como son, sino para darles la vuelta para que se refieran a mí.

-¿Es el suyo un trabajo de arqueología de su identidad personal?

-Ha habido un trabajo a ese nivel de asimilación y aceptación para crear una nueva lengua. Pero más que un problema de identidad es por qué tengo que coger la lengua de otro para expresar mi identidad.

-Pero es innegable que, a la hora de llegar al mayor número posible de lectores, el francés es la lengua más apropiada. Incluso a la hora de la denuncia social...

-La lengua no es problema porque la lengua no es la que origina la miseria. El hecho de escribir en mi lengua y transformar incluso la lengua francesa, que utilizo de manera casi medieval, es darle la vuelta a la lanza.

-¿Cuál es la imagen última que queda de África a través de sus textos?

-Lo más importante es que yo tengo una relación con el papel. Soy escritor ante todo con lengua poética. Lo primero es el apartado literario. África está ahí, pero es lógico y no es el fin que me marco al escribir. Los críticos dicen que en mis textos está presente el dolor. Sí se ven las chabolas, la sangre, la persecución, pero se olvidan que en el imaginario malgache, dentro del dolor está implicado también el sentido de la vida, de las pasiones, del amor. En una segunda lectura se aprecia el vivismo, la sensualidad... Por ejemplo, traducido al español, mi último libro se llamó El árbol antropófago.

-Participó en una carta abierta a Sarkozy tras una visita a África del presidente francés. ¿Cuál era el contenido de ese manifiesto?

-Sarkozy hizo un discurso en Dakar en agosto de 2007 totalmente desquiciante. Hablaba de que África debía quedarse en las tradiciones y que el hombre africano nunca había estado en la historia. Decía que condenaba la colonización pero con un trasfondo alarmante. Ahora preparamos otro libro para poner las cosas en su sitio. No es sólo por Sarkozy, es por una parte de la intelectualidad de Francia que comparte este discurso.

-¿Qué expectativas quedan?

-Formar una clase política que salga de África. El desarrollo no se encuentra sólo en territorio africano porque la dimensión internacional es muy importante.

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