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"La poesía no está acabada hasta que el lector la acaba"

  • El autor, un joven dominico granadino, gana el Premio José Hierro de San Sebastián de los Reyes con su poemario 'Actos de amor', un libro "atrevido"

El dominico granadino fray Antonio Praena Segura (Purullena, 1973) es el ganador de la vigésima segunda edición de Premio Nacional de Poesía José Hierro de San Sebastián de los Reyes con la obra Actos de amor, tras conseguir el unánime veredicto del jurado. Antonio Praena es fraile dominico, profesor agregado de la Facultad de Teología de Valencia, prior del convento de Santa Cruz la Real de Granada, licenciado en Teología Dogmática y ultima su doctorado en la teología apofática y analógica de Santo Tomás de Aquino.

-¿Cómo ha recibido este premio Nacional de Poesía José Hierro?

-Con alegría, sorpresa y gratitud. Sobre todo porque un jurado de esta altura haya sido tan valiente como para votar, por unanimidad, por un libro no fácil.

-¿Cómo definiría Actos de amor?

-Es un poemario arriesgado que se adentra en las distintas dimensiones del amor sin demasiadas precauciones.

-¿Qué lugar ocupa dentro de su trayectoria literaria?

-Es mi tercer libro de poemas publicado y supone un giro de complejidad formal respecto a los dos anteriores, Humo verde y Poemas para mi hermana. La intertextualidad cobra protagonismo, la voz se hace más personal y libre. Se adentra en diferentes registros sin dejar de ser ella misma. Los contrastes entre el tono recio o brutal y el tono ingenuo se hacen más acusados.

-¿Cuál cree que es el rasgo característico de su poesía desde este Actos de amor?

-Reivindico la emoción como categoría propiamente literaria y no como residuo sentimental de la literatura. Desde hace tiempo me obsesionaban las cuestiones de relación entre forma y contenido poéticos. En este libro hay una profunda obsesión por la forma, especialmente por la connaturalización del ritmo, y, a la vez, también una preocupación por aspectos como la emoción, la verdad y la vida, los cuales, contra un exceso de profesionalización de la poesía, creo que están por encima de la forma. En realidad la forma nace para llevar la palabra a su máxima expresión de belleza y esta belleza ya contiene en sí misma una necesidad de ver juntas verdad y emoción, rigor artístico y profundidad vital.

-¿Qué le llevó a escribir este libro?

-Nada. Mi experiencia me dice que la poesía no se conquista, ella misma se da. Tienes, eso sí, que estar preparado: leer mucho, escribir cientos de versos cuyo destino es la papelera pero que han contribuido a entrenar tu voz en la disciplina del ritmo y la estructura. Sin embargo lo importante, un verdadero poema, viene solo, se otorga a sí mismo desde un lugar -no sé cual- cuya realidad objetiva y exterior a ti no te queda más remedio que reconocer cuando lo experimentas.

-¿Qué puede aportarle al lector?

-No lo sé. Sólo quiero que el libro parta, se aleje de mí y sea del lector. En él seguramente será algo distinto a lo que el libro es en mí. La poesía es así: no está acabada hasta que cada lector la acaba. Pero, en todo caso, yo creo que tras pasar por él, el libro debe dejar en quien lo lea una manera más profunda y libre de mirar el mundo. Existe una intención de poner sobre la mesa las grandes cuestiones de la existencia: la vida, la muerte y el amor con todos sus riesgos. Hemos vivido una vida demasiado superficial y anodina. Leía en el periódico que el hijo de Madoff se ha suicidado en la habitación contigua a donde duerme su hijo de dos años. Sin pretender ser oportunista, me parece una imagen de las que resumen lo que nos ha pasado, nuestro tiempo: te ahorcas a dos metros de donde está la razón de tu vida porque el mundo en que vivías revela ser una monstruosa mentira. Nos habíamos equivocado.

-¿Cómo ve el actual panorama poético?

-Creo que se está gestando un nuevo paradigma poético y algunas lecturas me hacen pensar que está a punto de nacer. Me gustaría pensar que Actos de amor contribuye a ese nuevo momento poético. Pero esto suena pretencioso y pedante.

-¿Qué poetas le parecen destacables?

-Me gustan muchos poetas. Actualmente en España y América los hay muy buenos. Pero son muy pocos aquéllos en los que el sentido cerrado de las cosas y del mundo se abre y nos hace temblar. Para llegar a escribir un buen poema, un solo buen poema, tienes que llenarte de literatura, de lecturas. De voluntad formal y técnica también, incluso con rigor intolerante. Los aspectos personales sin rigor sirven para escribir un diario, no un poemario con voluntad de comunicación. Pero luego tienes que vaciarte de todas estas cosas. Adentrarte en el olvido y la libertad y dar un salto en el que arriesgues tu razón y tu corazón, tu persona entera.

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