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"La poesía gana o pierde cuando la escuchas en labios de su autor"

  • La autora madrileña participó esta semana en el ciclo literario del Palacio de los Patos con su 'Luz de mediodía'

"Ni tu nombre ni el mío son gran cosa/sólo unas cuantas letras, un dibujo/si los vemos escritos, un sonido/ si alguien pronuncia juntas esas letras (...) Ni siguiera es preciso que te nombren a ti/ siempre nombran la luz del mediodía, la fruta, el paraíso/antes de la expulsión". Son los versos que componen Luz de mediodía, el poema que da nombre a la antología de la poeta madrileña Amalia Bautista, quien ofreció el pasado jueves una lectura de sus composiciones más recientes en el ciclo Poesía en el Palacio.

Con la participación del también poeta Miguel d'Ors, encargado de la presentación del encuentro, Bautista encaró una velada inundada de versos "diáfanos y cálidos", llenos de humildad y sencillez con los que habló a los momentos que se enfrenta en la vida. La sencillez, los versos endecasílabos y el léxico elemental caracterizan las creaciones de una poeta enamorada de la poesía: "Con un discurso claro, sin palabras que haya que buscar en el diccionario, ni maneras de decir muy complejas".

Tres deseos y Luz de mediodía son los dos últimos poemarios que ha publicado la autora, volúmenes que comparten un repertorio de versos y se distinguen por la última sección de poemas inéditos. De estos dos libros ha extraído las lecturas que ofreció, con un orden cronológico, en el ciclo poético organizado por el Hotel Palacio de los Patos.

"La poesía gana o pierde, pero dice bastante cuando la escuchas en labios de su autor, explicó la autora a este periódico, "porque la lee exactamente como la piensa, hace las inflexiones que siente, es muy formativo y clarificador".

Son tres los pilares en la poesía de la madrileña: el amor, la muerte y la vida. Pero es el amor lo que más explota en sus creaciones: "Soy una poeta fundamentalmente amorosa, del amor y el desamor, de los dos extremos". En su afán por este sentimiento esencial en vida d el ser humano, Bautista lucha por su "propósito", como dice del poema Matar al dragón, o este otro que dice así: "Dime cuál es el puente que separa/ tu vida de la mía,/en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,/en qué mundo sin luz está ese puente/y yo lo cruzaré". En su obra también incluye poemas dulces como La casita de chocolate, que forma parte de Cuéntamelo otra vez (La Veleta, 1999), y muestra el lado más afable de la autora con versos que entrañan una delicia para el paladar: "Su tejado/ de chocolate, sus paredes dulces/ llenas de fresas, guindas y barquillos,/ las ventanas de azucar transparente/ con los marcos de almendras y guirlache".

Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense y redactora en el departamento de Comunicación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Bautista ha publicado numerosos poemarios. Se estrenó con Cárcel del amor en 1988 y desde entonces la pluma de sus versos ha visto evolucionar las preocupaciones de la autora. Actualmente, en su poesía prima "un mayor apego a la realidad", mostrándose con cierta distancia hacia el juego literario, con una pérdida de personajes y situaciones y conservando los tres pilares esenciales de su obra.

En palabras del poeta sevillano Jesús Beades, la autora ha conseguido que la poesía "guste a quienes no gustan de la poesía". Bautista explica que en este arma de la literatura "hay una variedad de estilos y de voces, maneras de mirar y de decir"; la suya particular cautiva a un público que anhela la sencillez y lucidez de una poesía que goza de un valor sublime.

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