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"La postmodernidad andaluza tiene su punto sui géneris"

  • El periodista recala en Granada para presentar su libro 'Días de viejo color', una reivindicación de la historia de la 'movida' en Andalucía

Matute es también periodista y crítico cultural y musical.

Matute es también periodista y crítico cultural y musical. / carlos gil

Ayer se dio un paso adelante en lo que concierne al en ocasiones destructivo autoconcepto de los andaluces. El periodista de la prestigiosa Jot Down presentó un libro que pretende romper con el estereotipo que dice que esta comunidad no ha cultivado modernidad. Días de viejo color. Testimonios de una Andalucía pop recorre a través de una treintena de entrevistas la historia sureña desde el año 56 al 92.

-Días de viejo color es también el título de una película, ¿tal es la coincidencia temática que lo cogió para su libro?

-Esta película me sirve por dos motivos para utilizarla como leitmotiv del libro. El primero de ellos es porque para mí representa bastante bien de lo que habla esta obra que es recuperar la Andalucía pop en el sentido de recordar unos años en los que el arte fue bastante colorido. Y porque de alguna manera hablo de la postmodernidad en Andalucía, un recreación de las vanguardias de principios del siglo XX que aquí no se vivieron por razones sociales, económicas y políticas. La segunda razón viene la película, que fue rodada en el año 67 por Pedro Leal en Torremolinos. La cinta es un poco lisérgica por su temática y su estética. Y como ese Torremolinos también se reivindica en el libro, me servía muy bien.

-A Andalucía no llegó la modernidad -principios del siglo XX- pese a Picasso, por ejemplo.

-Claro, hubo andaluces dentro de la modernidad pero no podremos decir que en Andalucía hubo una vanguardia.

-En el libro refleja la historia no tan conocida de la cultura pop andaluza ¿Porqué cree que ha quedado la imagen de la tierra de "castillos y cristianos"?

-Porque efectivamente es una cultura ajena, ya no solo a Andalucía sino a España. La cultura pop es anglosajona y aquí su explosión resultó muy ajena e incluso extravagante teniendo en cuenta que teníamos un bagaje cultural muy atrasado, un poco rural y folclórico, en el buen y en el mal sentido. Lo que sucede es que cuando llega esta ola artística lo que hacen los artistas andaluces es combinarla con este poso andaluz que habían mamado en su casa. Ahí surge la postmodernidad andaluza que tiene su punto sui géneris.

-¿Andalucía ha sabido venderse?

-Claro que no, la mayoría de estos artistas se tuvieron que ir porque aquí, o no se comprendía o no se valoraba o directamente no había ningún tipo de infraestructura. Institucionalmente en Andalucía se tardó en comprender que había autores que eran capaces de crear más allá del folclore, y eso hizo que los grandes movimientos modernos de la segunda mitad del siglo XX como el 'underground' de Barcelona o la 'movida' madrileña estuvieran protagonizados por andaluces que se fueron huyendo del páramo que encontraban aquí.

-Por lo que no hubo 'movida' andaluza, pero sí artistas postmodernos.

-Nos vendieron que esta modernidad se vivió en Barcelona o Madrid pero lo curioso es que estéticamente es muy dependiente del arte andaluz y de creadores andaluces. Por ejemplo, en el 'underground' barcelonés dos de sus grandes protagonistas fueron Nazario y Ocaña, artistas en los que claramente hay una impronta andaluza innegable. Lo mismo sucede en la movida madrileña.

-Comienza Días de viejo color marcando una serie de puntos geográficos por donde se colaba la cultura moderna.

-La explicación de por qué en Andalucía se pasa de un mundo casi rural a una cierta oleada de modernidad tiene que ver con una cuestión meramente geográfica: a partir precisamente de los años 50 se encienden una serie de focos que hacen que entren la modernidad del mundo sajón, como es por ejemplo la Costa del Sol, por otro lado la llegada de las bases militares que fueron curiosamente grandes focos de entrada de modernidad. Aquí entraban discos de rock and roll, tanto británico como americano, muchísimo antes que en cualquier otro lugar del país.

-¿Cuáles fueron estos grandes baluartes de la postmodernidad andaluza?

-Hay muchas que me parecen cruciales, algunas más que reconocidas que otras. Para mí serían Guillermo Pérez Villalta, Gualberto García, fundador del grupo Smash, que fue el primero en fusionar el flamenco y el rock, ejemplo de que en esta tierra se creó una cultura autóctona. Luego está Nazario por supuesto en el mundo del cómic.

-Al final del libro señala la Expo del 92 como el fin de la modernidad en Andalucía.

-Exacto, el hecho de que la mascota, Curro, la diseñara un artista alemán -que fue quien creó además el submarino amarillo de los Beatles- siempre me extrañó, ya que para un dibujo que tampoco era especialmente interesante acudieran a un artista extranjero, cuando aquí había artistas pop a patadas. Ese fue la puntilla al "qué mal lo hacemos" en el momento en el que todo el mundo tiene el ojo puesto en nosotros y damos protagonismo a un alemán. Hay un momento en que se asume que Andalucía ya es moderna y fue un error. Se vendió que aquí todo el mundo era moderno y no era verdad, eso truncó la posibilidad de reconocimiento de los artistas andaluces.

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