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La pulsión artística de Luis Gordillo

  • 'Confesión general' concentra seis décadas creativas del pintor en el Centro Guerrero y el Museo de Bellas Artes desde hoy

  • La exposición con 200 obras se podrá ver hasta principios de 2018

La pulsión artística  de Luis Gordillo

La pulsión artística de Luis Gordillo

La RAE define pulsión como una tendencia instintiva o impulso. En psicoanálisis, el término se utiliza para designar aquel tipo de impulso psíquico de la persona que tiene su fuente en una excitación interna y que se dirige a un único fin preciso: suprimir o calmar ese estado de tensión. Luis Gordillo (Sevilla, 1934) podría representar perfectamente la pulsión artística hecha hombre y pincel. A uno le queda claro en cuanto visita Confesión general, la mayor retrospectiva del pintor sevillano organizada hasta la fecha en Granada. El Centro José Guerrero y el Museo de Bellas Artes recorren de manera cronológica seis décadas creativas del artista abstracto hasta el 14 de enero.

Se trata de la muestra más importante realizada sobre el creador tras las antológicas del MACBA (1999) y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (2007). El público granadino hasta ahora sólo había tenido la oportunidad de ver las creaciones del genio en dos ocasiones. La primera, en 1994, cuando la Diputación organizó una retrospectiva menor en la Sala Alta del Palacio de los Condes de Gabia; y la segunda hace 13 años en el Centro Cultural de la Fundación CajaGranada, donde se expusieron de manera inédita collages, serigrafías, fotografías e imágenes digitalizadas suyas bajo el nombre de Recent Papers II, obra sobre papel 2000-2003. "Esta es una exposición mucho más completa, con dibujos y la fotografía como herramienta fundamental", apuntó la diputada de Cultura, Fátima Gómez, en la presentación de la retrospectiva.

"Su serie de cabezas emparentadas con el pop inglés fue novedosa en España", explicó Alvárez

Confesión generalse articula en dos capítulos o dos exposiciones interdependientes, cada una de ellas en una sede emblemática de la ciudad: en el Centro José Guerrero se incluyen las etapas iniciales, desde finales de los años 50 hasta finales de los 70, y en el Museo de Bellas Artes, en el Palacio de Carlos V, las series y trabajos de madurez, desde los años 80 a la actualidad. La exposición en el Centro Guerrero lo inaugura una de las joyas de la corona, la serie de cabezas emparentadas con el pop británico, entre las que se encuentra la colorista y famosa Gran cabeza. La serie, subrayó el director del CAAC y uno de los comisarios, Juan Antonio Alvárez, "fue novedosa en el panorama español de aquellos años".

Gordillo confesó llegar "a tiempo" a esa corriente artística, del que era partidario en su vertiente menos "ortodoxa". "El pop inglés es más provinciano, de señoras (ríe), mientras que el pop americano es muy agresivo y, en definitiva, el gran pop". Tras el gran recibimiento, la primera planta reúne las series de cuatripatas, peatones y automovilistas, con las que Gordillo asienta un lenguaje personal donde se imbrican elementos figurativos y geométricos. Llaman especialmente la atención las obras Cuatro ojos y Automovilista en paisaje. El público también puede ver dibujos de su estudio, algunos preparativos de piezas posteriores.

La obsesión de Gordillo por las instantáneas de prensa y los objetos baratos se traslada en series como La sirenita y Secuencias edipianas, donde se observan pequeños muñecos de porcelana, unas tijeras, personas paseando e incluso el propio artista modo voyeur fotografiado. "Se las puede relacionar con las obras de acumulación de Andy Warhol (Marilyn, dólares, etc.). Se podrían observar algunos tics con un cierto aire de cine congelado", comenta en el catálogo respecto a estas series que se exhiben en la segunda planta del Centro José Guerrero.

La sala mirador, por último, funciona como un flash-back, un salto en el eje temporal hacia los inicios del artista abstracto, que dialogan por primera vez con el otro pintor reivindicado por la joven generación plástica española de finales de los setenta y los ochenta: José Guerrero. Los dibujos automáticos de finales de los años 50 del sevillano, que registran su conexión con el informalismo de sus comienzos en París, comparten el espacio con las bioformas que el granadino alumbró apenas unos años antes en Nueva York. "Nuestras obras se llegaron a exponer conjuntamente en una galería privada del Soho, junto con Miró y Tàpies. Fue una gran ocasión para agarrarme a grandes maestros. Tàpies era lo más excepcional", rememoró Gordillo. En el Museo de Bellas Artes del Palacio de Carlos V de la Alhambra, por último, se recogen los últimos trabajos de Gordillo, desde los años ochenta a la actualidad, donde destaca la serie de los meandros y la de Peter Sellers, y el cuadro Los chinos.

El autor también señaló durante la presentación que es "sevillano y andaluz", que eso está en su conciencia y sin embargo su pintura no tiene nada de andaluza, ya que su obra se ha abierto a connotaciones internacionales y ha estado desde el principio muy pendiente de la atmósfera internacional. "Soy de los que piensan que la ortodoxia en arte es la última ola, y que hay que estar pendiente de la investigación, de las novedades, y siento con pena que no es posible estar siempre en la cresta de la ola, sobre todo en las artes plásticas, porque las cosas cambian mucho en solo una década", indicó. Más de 60 años de trayectoria en la que ha dejado como legado una obra con un inconfundible sello personal, y ha desarrollado una pulsión artística que se podría resumir en una frase: renovarse o morir.

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