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Si quisieras podrías levantarte y volar

  • Salvador destaca la "sabiduría" y la "experiencia de vida" que destila la obra, 'incubada' durante diez años

Si quisieras podrías levantarte y volar

Si quisieras podrías levantarte y volar

Este último libro de Jose Carlos Rosales marca, sin duda una inflexión en su trayectoria poética. Elaborado a lo largo de casi diez años, Si quisieras podrías levantarte y volar es un libro que une al tono meditativo y reflexivo característico del autor, otros rasgos extraídos de la más rabiosa actualidad. En principio, el libro, dividido en veinticinco secciones de aproximadamente cuarenta versos cada una, compone un único poema con una clara vocación narrativa. La historia que esos poemas desarrollan es, sin duda, una historia on the road, la historia de una huida por carretera. El personaje central, desorientado, confuso y arrastrado por las circunstacias de la vida contemporánea, me recuerda mucho a los "energúmenos" de Nicanor Parra, que se esfuerzan por expresar en sus intensidades el sinsentido de la vida urbana y acelerada del mundo de hoy. No es de extrañar que la experiencia reciente del autor con los modos de vida estadounidenses haya reforzado el tono y la imagineria del poema. Porque entre sus versos, el lector se sueña en los interminables free-ways de las llanuras norteamericanas, en las inmensas y amenazantes gasolineras, en los bares de carretera, sombríos y atractivos como un pecado solitario.

Además, con esa vocación narrativa que el poema tiene, construye el argumento con la tensión estructural de los relatos de serie negra: un teléfono que suena, un timbre de la puerta, unas cartas que ni se se escriben ni se envían, un coche que se lleva la grúa y el protagonista roba más tarde, una huida en la que "nadie sabe/ la razón del que huye". A través de estos recursos característicos de la mejor narración de misterio, el poema, a pesar de su extensión superior al millar de versos, va manteniendo su tensión y nos hace buscar el final con una inquietud no exenta de morbosidad. El título del libro funciona a lo largo del poema como leimotiv que nos ancla continuamente en la frustración del protagonista y una serie de versos brillantemente conseguidos van marcando el tiempo del poema: "el teléfono suena/ que suene como suena/ la lluvia cuando llueve…todos los sitios pasan y pasan a tu lado… un responsable acecha… la ciudad está vacía y nadie te persigue… has dejado en tu casa la catátrofe/ todo que fue tuyo y en realidad es nada… ya no puedes cambiarte de país o de barrio… un llavero de plata en un asiento oscuro…"

En definitiva, un libro brillante, uno de los mejores libros de poemas que he leído en los últimos meses y que nos demuestra que para expresar el drama que agarrota al hombre contemporáneo, transformándolo en una especie de zombi sin sentido, no hace falta juventud ni extravagancia, sino más bien sabiduría, experiencia de la vida e indiscutible talento poético.

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