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Un recorrido por las voces de Poveda

  • El cantaor se unirá hoy a Juan Andrés Maya en el escenario del Festival de Otoño y ofrecerá algunos de los temas de su último montaje, un homenaje a todas esas grandes voces de la historia del cante

El Festival de Otoño ofrecerá esta noche una de las colaboraciones más esperadas del certamen. Miguel Poveda y Juan Andrés Maya se unirán en el escenario del Isabel la Católica para demostrar por qué hoy son dos de los artistas más respetados del flamenco. El cantaor acompañará el baile de Maya y además ofrecerá algunos de los temas de su último montaje, Historias de viva voz.

La intención de Poveda (Barcelona, 1973) en el espectáculo es hacer un recorrido por las voces que han marcado el cante jondo desde sus orígenes hasta hoy, un viaje que, según el artista, se para en voces payas y gitanas, tonos más flamencos y otros más cercanos a la copla. Historias de viva voz da pie al próximo trabajo discográfico del cantaor. "No será una antología, sino un conjunto de cantes que se paran en cada una de las tradiciones", explica el interprete.

Es posible que en Granada no falte el recuerdo a Morente. Para Poveda el autor de discos tan decisivos como Omega o El pequeño reloj es, junto con Paco de Lucía o Camarón, una de las figuras decisivas, uno de esos creadores inquietos que con su arte "han tendido puentes con otras músicas y han sido fundamentales para la gente de mi generación a la hora de probar otras cosas con respeto a la tradición". El responsable de Tierra en calma (2006) -disco con el que definitivamente trasladó su residencia al sur, a Sevilla- se ha movido en los ambientes flamencos que frecuentaba en Barcelona en sus comienzos como cantaor. "Es habitual y natural que los flamencos convivan con artistas de jazz, clásicos, latinos...". En su caso, la palabra puro -tan manida en ciertos entornos del flamenco- no encuentra acomodo en su vocabulario. "No me gusta usar esa palabra, porque había un hombre que mataba a quienes decían que no lo eran, prefiero hablar de lo auténtico", argumenta el intérprete. Está abierto, dice, "a otras posibilidades y realidades aparte del flamenco", insiste el ganador de la Lámpara Minera de La Unión en 1993, que se ha atrevido con los tangos y los fados, y que ha hecho colaboraciones en el mundo del cine y el teatro. El cantaor criado en Badalona, figura indiscutible del cante de su generación, llegó al flamenco a través de la copla, y precisamente a este género popular dedicó su último disco, Coplas del querer, que lo convirtió en la figura más mediática del flamenco actual. Así lo confiesa: "Mi madre escuchaba en casa a los grandes de la copla de la época. Mi padre era más de Mike Olfield, Alan Parsons, los Beatles", recordó el interprete. Aunque reconoce que la copla "acerca a más gente" a su música, dice que no fue un movimiento premeditado. "Yo lo que quiero es divertirme y comprometerme con lo que amo y, si puedo, a través de la música hacerme mejor persona".

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