Si, como ellos mismos cantan, "el rock'n'roll no necesita de más que tiempos duros pero divertidos y muchas ganas por querer figurar en la lista de los elegidos", lo de Pereza, entonces, es una bocanada enorme de puro rock'n'roll. Leiva y Rubén volvieron a convencer anoche al público de Granada al llevar al directo las canciones de su álbum Aproximaciones -el quinto ya- que tan buenos momentos les está dando y que dejó para los numerosos seguidores que se dieron cita en el Coliseo de Atarfe una nube con muchas guitarras, dos voces gamberras, alguna que otra oda a las grupis y recuerdos nostálgicos a The Beatles.

Manager volvió a ser la elegida para abrir el aluvión de canciones que tienen cabida en un concierto tan incombustible como el de Pereza. En sus casi diez años como banda, los madrileños han conseguido una sintonía tan estrecha que encuentra su razón de ser sobre cualquier escenario. Frágiles, Estrella polar, Aproximación, Yo nací para estar en un conjunto, Margot, Tristeza, Por mi tripa o Dos gotas, todas ellas de su último disco, compartieron protagonismo en el concierto con muchos de los ya clásicos de su carrera. No faltó la nota canalla de Animales y Todo. Tampoco los modernos cuentos de hadas de Princesas y Niña de papá. Ni la explosión de sensaciones de Matar al cartero, el guiño a Liverpool de Beatles o el toque romántico que siempre deja a su paso Madrid. Porque, increíblemente, la estela de buenas canciones que tiene esta banda parece no agotarse nunca.

En permanente sintonía con un público que no escatimó en piropos, los perezosos culminaron la noche de su reinado a ritmo de Pienso en aquella tarde, una de esas canciones que pueden llegar a cambiar por completo el rumbo de un grupo y llegar a hacer realidad eso de "que yo nací para estar en un conjunto, para sonar mi canción por todo el mundo".