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La seducción pausada del viajero

  • El joven Francisco Carreño expone en la galería de arte Ceferino Navarro su 'cuaderno de viajes' de los dos últimos años, que se mueve de Venecia a Florencia, Roma, Lisboa, Siria y Marrakech

Como un viajero del pasado, recuperando imágenes que siguen intactas, a través de acuarelas que recogen la contemporaneidad de ciudades como Venecia, Florencia, Roma, Lisboa, Siria y Marrakech. Lugares que todo el mundo tiene en la mente se muestran íntimos en Viajes sobre papel, el cuaderno sobre el que el pintor Francisco Carreño ha estampado su impresión natural de dos años de viajes.

Los canales de Venecia, las vistas majestuosas de Roma, la plaza del comercio de Lisboa, las ruinas antiguas de la ciudad siria de Palmira o el río Eúfrates componen una panorámica arquitectónica de una seducción pausada.

"Es como la visión romántica de los antiguos viajeros", relata Carreño. Un diario particular compuesto por 46 acuarelas de formato pequeño que el artista granadino ha ido engarzando en sus estancias por estos conocidos lugares. Una estancia sin prisas. "La acuarela es una técnica muy viajera, por lo fácil que se puede llevar a todos los sitios. No es como un turista que va a Roma y se hace una fotografía en cualquier plaza. Yo me siento frente al lugar que pinto mucho tiempo. Estás una hora frente a ellos y descubres sus secretos", explica el pintor. Así es como hay que contemplar sus acuarelas para no obviar la interesante mezcla que consiguen ciudades tan diferentes entre sí. Se mezclan la grandiosidad de la capital de Roma con los poblados perdidos de Marakech.

En Siria, por ejemplo, Carreño vivió durante un mes participando en una excavación arqueológica. "Cuando te ven sentado con la acuarela, la gente se sorprende y curiosea"; el ambiente, dice, era perfecto.

La atracción luminosa de los lugares de Oriente contrasta con la nostálgica tonalidad de una Lisboa húmeda, al igual que Venecia. El amarillo indio anaranjado de Siria, el verde esmeralda de Lisboa, "un verde grisáceo", o el rojo inglés de Roma guían al espectador por un recorrido incapaz de repetirse en otras retinas.

"La acuarela es una excusa de mi viaje. Siempre que viajo me llevo el material". A algunas viajó por inquietud y a otras por trabajo, pero de todas se ha traído algún 'recuerdo' y la experiencia que se refleja en cada una de las imágenes.

Una de sus próximas apuestas son Praga y Budapest, "sobre todo ciudades europeas".

"Yo no me pongo a pintar como quien hace una guía de viajes ilustradas", esta exposición, por ejemplo, es el resultado de la curiosidad y la atracción por parajes que se ha ido encontrando. "Cuando encuentro un sitio que me apetece, ahí me siento", afirma Carreño.

La acuarela es una técnica que recoge muy rápido las impresiones. Requiere un poco de oficio y control: saber trasladar la luz y el color.

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