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"Aún hay sitio para los libros algo marcianos"

  • Un escritor enamorado de la literatura y que ejerce de 'cuentista'

Sorprendido por el éxito de su tercer libro de relatos, Técnicas de iluminación, Eloy Tizón reconoce que cuatro ediciones en ocho meses es un "pequeño milagro" porque además no se trata de literatura "fácil ni conformista", por lo que se demuestra que "por suerte, aún queda espacio para los libros distintos, inesperados y algo marcianos".

En esta obra, compuesta de diez relatos, cada uno de ellos admite una lectura independiente, al margen de los otros, si bien juntos conforman una especie de unidad, como distintas facetas de una mirada, explica Tizón, quien afirma que "componer un libro de cuentos se parece a viajar en tren: al otro lado del cristal los paisajes van cambiando, pero de una manera u otra el viaje siempre es el mismo".

Reconocido por la crítica como un escritor que destaca por el cuidado lenguaje que utiliza, resume que a veces el lenguaje es incluso más importante que la historia y debe ser "flexible, musical, rotundo" porque, en su opinión, la narrativa, además de muchos otros aspectos, es también "un arte auditivo".

Igual que el lenguaje, sus obras están llenas de descripciones, tanto de lugares como de personas, porque "cuando describo la casa de un personaje o su vestimenta no lo hago por capricho, sino porque es una forma oblicua -la única que conozco- de radiografiar su alma"

Después de dos novelas y tres libros de relatos, Tizón no se inclina por uno u otro tipo de narrativa porque cada uno tiene "sus virtudes y limitaciones", aunque quizá su manera de concebir la escritura tiende más "al cuarteto de cuerda que a la sinfonía, lo que indicaría que soy más cuentista (o relatista) que novelista de largo aliento".

Sin embargo, no ha pensado nunca en 'alargar' alguno de sus cuentos para convertirlo en novela porque parte de su trabajo de escritor "consiste en averiguar la medida exacta que necesita esa historia en concreto. No tendría sentido alargar un cuento ni acortar una novela", aunque en alguna ocasión ha fantaseado con la idea de retomar un personaje del pasado y "ver qué ha sido de él unos cuantos años después, pero eso ha sido todo".

Respecto al oficio de escritor, sobre el que en ocasiones reflexiona en sus historias, afirma que tiene "una gran fe en la literatura. No me canso de ella. Contraje el virus de la escritura en la adolescencia, y aún no me he recuperado del susto. Sigo enamorado de la literatura, es la relación amorosa que más tiempo me ha durado. Por algo será".

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