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A la sombra de la Alhambra

  • A pesar de la crisis, o quizás para combatirla, acaba de nacer en la ciudad de Granada un nuevo sello editorial pensado para los escritores en ciernes y para el lector, siempre

Carolina Molina, Zumaya, Granada, 2010.

En esta ocasión, en vez de ofrecer la preceptiva reseña crítica, querríamos hacernos eco de un proyecto editorial que está dando sus primeros pasos en nuestra ciudad. Una iniciativa digna de aplauso, sin duda. Hay que tener mucho coraje o ser muy insensatos para atreverse a surcar las procelosas aguas del mundillo de la edición, hoy, extremadamente revueltas a causa de una crisis económica cuyas fauces nada tienen que envidiar a las del escualo más feroz. No obstante, visto lo visto, no escasea la gente con agallas, o quizás sobren los chiflados, y aquí tenemos un nuevo sello, Zumaya, nacido a la sombra de la Alhambra. Al timón de esta flamante nave tenemos a dos mujeres, Mariluz Escribano y Remedios Sánchez, que no necesitan presentación.

A poco de adentrarse en esta selva oscura, todos cuantos sueñan con la literatura en Granada no tardan en descubrir la triste realidad: hay un rico sedimento en esta tierra, una importante tradición literaria, y una vida cultural intensa, bien regada por la Universidad, pero carece de una industria editorial saneada capaz de atender, no digamos ya saciar, estos anhelos. Zumaya quiere, o pretende, convertirse en un servicio para el escritor en ciernes -también para el autor consagrado, llegado el caso-, sin perder de vista al lector. "No hemos creado una editorial para ganar dinero, eso lo tenemos clarísimo -confiesa Remedios Sánchez-, porque reinvertiremos siempre". Tampoco se trata de publicar mucho, nos dice, sino de hacerlo con cordura y respeto por todo cuanto significa la edición. No se trataría de sacar libros como si fueran churros, sino de sacar libros… como libros.

Las condiciones son éstas: Zumaya aportaría el 25 % de los gastos de edición (el resto lo pone el autor) y se compromete a colocar el producto en un centenar de librerías repartidas por el territorio nacional. El autor recibiría el 20 % de las ventas -lo habitual es cobrar el 10 %- a fin de que recupere rápidamente la inversión inicial. Lo digo con la mano en el corazón: seguramente no es la panacea pero, por una vez, se parte de unos postulados distintos. Editoriales hay, pero callemos los nombres, que sólo dan a los autores unos pocos ejemplares de recuerdo; con esto deben darse por pagados (Y se da la paradoja de que en la cadena escritor-editor-distribuidor-librero-lector el primero es quien más siembre y quien menos recoge). Zumaya prestará atención, prometen, a los géneros minoritarios, la poesía y el relato y el ensayo, sin descuidar esos otros con un público nutrido y voluntarioso.

De momento, la semana pasada se presentó en la Fundación Euroárabe de Altos Estudios una obra que satisface tales expectativas, La luna sobre La Sabika de Carolina Molina, "una novela histórico-didáctica", según definición de la propia autora, que bucea en las pozas de la historia local con esforzada voluntad divulgativa. El relato se instala en el siglo XIII, coincidiendo con el levantamiento del coloso arquitectónico que domina Granada, y callejea por una ciudad atestada de señores y esclavos, mercaderes y soldados, traficantes y prostitutas. El protagonista es un sencillo cocinero en cuyas manos ha caído el tesoro más preciado entre los de su gremio, una nueva receta, la del cuscús, desconocida en los fogones de Al-Ándalus. El texto se sustenta en una amplia documentación previa, lo demuestran sus muchas notas, y quiere arrimar una lucecita al tapiz de la Historia para ayudar a su recta comprensión.

La luna sobre La Sabika se publicó originalmente en 2003. Siete años después reaparece con un nuevo epílogo y notables mejoras. Carolina Molina, en un gesto que la honra, ha decidido incorporar al libro las sugerencias de sus muchos lectores. ¡Ay del literato que los ignora! Acabará escribiendo exclusivamente para sí… La luna sobre La Sabika no ha sido su única incursión en nuestro ayer; a ésta le han seguido (y precedido) Sueños del Albayzin (2006) y Guardianes de la Alhambra (2010). Esta mujer pertenece a la estirpe de aquellos románticos venidos de fuera para celebrar las bondades de este jardín a trasmano que es Granada. Nos queda una duda: si acaso ella no será la reencarnación de alguno de ellos.

Menos que cero, Brian Easton Ellis, Mondadori, Barcelona, 2010.

Durante las Navidades, Clay regresa a casa para encontrarse con un mensaje de su madre en la cocina, como primer síntoma de la indiferencia general. Sin ninguna otra perspectiva, Clay regresa a la rutina del sexo y las drogas. Easton Ellis debutó con este retrato descarnado de una juventud sin grandes proyectos vitales. Menos que cero no tardó en convertirse en un libro de culto.

Suites imperiales, Brian Easton Ellis, Mondadori, Barcelona, 2010.

Veinticinco años después de narrar las andanzas de Clay y sus amigos, Brian Easton Ellis ha recuperado a los personajes de su primera novela en una nueva incursión en la faceta más ingrata del sueño americano. En esta ocasión, Clay regresa a casa una vez más, ahora convertido en un guionista de éxito que debe preparar el casting de su nueva película.

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