José Manuel Zapata. Tenor

"El tango es una música altamente emotiva y muy poco cerebral"

  • El artista granadino llega al Auditorio Falla con un recital de tangos junto a José Mercé.

Del Metropolitan de Nueva York al Teatro Real de Madrid, haciendo parada por las mejores salas de París, Viena o Berlín. De cantar Norma a arrancarse por tangos. Así de versátil es el tenor José Manuel Zapata (Granada, 1973). Junto a José Mercé llega este sábado al Auditorio Falla con un concierto homenaje a Carlos Gardel titulado Mano a Mano.

-¿Tango, flamenco, qué podremos ver en Mano a Mano?

-Un paseo por los mejores tangos de la historia, sazonado con piezas flamencas y una voz lírica.

-¿Qué piensa cuando canta un tango?

-No pienso. Sale de lo más profundo de mis entrañas. Si me pongo a pensar se pierde 'la verdad' de la interpretación. Es una música altamente emotiva y muy poco cerebral.

-Si tuviera que elegir su tango favorito...

-Cuesta abajo, de Carlos Gardel. "Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser". ¿Quién no ha sentido eso alguna vez? Ojalá lo hubiese escrito yo... (risas).

-Con tantos tangos bonitos debe ser difícil elegir. ¿Cómo han hecho la selección para este concierto?

-La hicimos mano a mano el Maestro Mercé y yo intentado escoger toda aquella música que nos es mas afín al sentimiento.

-Un flamenco como José Mercé con un tenor como usted, sobre el mismo escenario.

-Me siento un privilegiado por trabajar con él. No por lo que disfrutan todos los espectadores viéndolo y que yo ya disfrutaba antes, sino por el ser humano que hay detrás. Por el cariño que te entrega en cada instante. Es un ser tocado por la mano de los dioses en todos los sentidos.

-¿Alguna anécdota?

-En uno de los últimos conciertos, como él lleva las letras de los tangos escritas, me fié y me puse a cantar mi parte de Caminito leyendo... y ¡oh sorpresa! La letra estaba equivocada. Tuve que parar y decir aquello de la mítica Rosa 'ouhhh me equivocao'.

-De la ópera pasa al tango, a espectáculos como Barrockeros, ¿cómo puede ser tan versátil?

-Con trabajo. Mi creatividad me impide hacer sólo una cosa. Me "bullen" muchas ideas en la cabeza.

-Y siempre con sentido del humor.

-Creo que las personas se dividen en dos clases fundamentalmente. Las que tienen sentido del humor y las que no. Líbreme el señor de las segundas. ¡Humor hasta la tumba!

-Se acaba de presentar el Festival Internacional de Música y Danza, ¿qué le parece el programa de este año?

-Estupendo. Ojalá, un día, los políticos andaluces se dieran cuenta de que con inversión económica, el Festival de Granada podría ser el Festival de referencia del sur de Europa. Quién sabe... quizá algún día.

-No le vemos por Granada tanto como nos gustaría, ¿le hace ilusión cantar en su tierra?

-Toda la del mundo. Ojalá tuviese una vinculación permanente con Granada.

-¿Próximos proyectos?

-El 3 de junio, junto con la OCG, pongo en marcha una de las grandes apuestas artísticas de mi carrera. Un concierto que se llama From Bach to Radiohead. Imagina lo que será empezar cantando un aria de Bach e inmediatamente después escuchar con la misma formación orquestal, The Trooper de Iron Maiden. Es un reto maravilloso.

-Háblenos de usted.

-Lloré sin parar hasta en el Bautizo... o eso dice siempre mi madre (risas). Desde mi infancia la música ha sido mi gran compañera, Julio Iglesias y Los Panchos, que sonaban en un viejo tocadiscos de mis padres, son mis primeros recuerdos... También Rumba Tres, Iva Zanicchi, Carlos Gardel y otros muchos que hicieron de mí el romántico empedernido que he sido durante muchos años de mi vida.

-¿Cómo llega a la música clásica?

-Muy tarde y por casualidad... a los 18 años una amiga del instituto me dijo que a lo mejor me cogían en su coro. Fui a probar, sonaba el Aleluya de Haendel, fue amor a 'primera escucha', me maravillaron aquellas voces y armonías que se entrelazaban hipnotizándome.

-Una carerra meteórica

-Los discos son como hijos míos Tango Mano a mano y Operazza. He escrito y codirigido Óperame, Los Divinos, El hombre que se llamaba Amadeus... me dejo el alma en todo.

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