Poesía y novela a nivel local y nacional

"No tengo tiempo ni ganas de volver a la novela"

  • El escritor jerezano hace un recorrido por su obra en el ciclo 'Poesía en el Palacio' y opina sobre la Memoria Histórica

No llega ni de lejos al paroxismo de Antonio Gala, pero la voz de Caballero Bonald es una de las más personales del panorama, tanto la poética como la que sale de sus cuerdas vocales. Ayer inauguró con sus versos el ciclo Encuentros en el Hospes Palacio de los Patos. En la presentación, el poeta dejó claro antes de nada sus vínculos afectivos con la ciudad y sus habitantes, especialmente Luis García Montero, "mi sobrino predilecto y una voz que siempre me honra y me llena de satisfacción", explicó el orgulloso 'tito' que ya por la tarde, en el recital, hizo hincapié en su último libro, Manual de infractores, aunque también hizo un breve repaso por su obra anterior. "Hay estudios científicos que dicen que un recital de poesía no debe durar más de media hora", continuó irónico. Más serio se puso para hablar de Memoria Histórica con la decisión de Garzón de abrir la presunta fosa de Lorca. "Lo que habría que hacer es juzgar el Franquismo, poner un tribunal como se ha hecho en otras dictaduras".

Acostumbrado ya a los micros, se nota que disfruta hablando de literatura, soltando alguna maldad que otra. Del nuevo Premio Planeta, Fernando Savater, dijo estar muy interesado en su obra como filósofo pero "muy poco" como escritor. "No tengo grandes esperanzas en su novela", dijo para dar otro bofetón a La hermandad de la buena suerte. "Me suena una novela muy acorde con las pautas del éxito comercial, aunque no dejo de reconocer que es un ensayista de primera magnitud". Se le nota entrenado en la tertulia tras su habitual veraneo en Rota con García Montero, Sabina o Benítez Reyes, entre otros. "Los novelistas, excepto dos o tres, escriben muy deprisa, pensando que el estilo ha pasado de moda, que lo único que importa es la trama", dijo para salvar a continuación a Javier Marías "aunque su obra pueda ser más o menos pesada". Igual que Vila-Matas, "el mayor ejemplo de esta línea". En su opinión, se nota que casi todos los autores escriben "atropelladamente". "Hay demasiados herederos del siglo XIX", sentenció con su acento sureño. Es más, Bonald dice no tener "tiempo ni ganas" de volver a la novela.

Más condescendiente se mostró el de Jerez de la Frontera con sus colegas los poetas. "Tras Luis García Montero hay muchas tendencias, muchas bifurcaciones, y la única escuela es la falta de escuela", afirmó para resumir a continuación el panorama poético español con una sola frase: "Hay muchos poetas aislados en busca de una meta literaria". En su caso, su 'corona de laurel' sería "escribir un gran poema que quede en la historia de la literatura", prueba ya superada para casi todos los críticos. Y por mucho que esté de moda decir que la inspiración llega en la mesa de trabajo, Bonald pone un punto de bohemia al oficio de escribir. "La poesía es un acto de fe porque yo no me levanto temprano para escribir como si me vigilara un jefe de negociado". Y lejos ya la época de la denuncia social, el jerezano afirma que el compromiso de los poetas con la sociedad, más que hacer escarnio de los 'Aznares' o 'Zapateros' de turno es "enriquecer la sensibilidad del lector".

En cuanto a sus memorias, que quedaron justo antes del comienzo de la Transición, Bonald se muestra escéptico sobre el que sería el tercer tomo. "Vienen a mi memoria escenas a partir de la muerte de Franco, tengo cosas que contar pero no estoy seguro de querer ponerme a escribirlas", dijo con cierto desapego el Premio Nacional de Poesía 2006. Pero sí se muestra más entusiasta con la parte de sus memorias que se centran en la niñez. "Uno no puede recordar el niño que fue, por eso se inventa un personaje, que no es totalmente fidedigno aunque se parezca en muchas cosas". De hecho, sus memorias "son una novela que llena los vacíos de la memoria porque prefiero los contornos, lo que sucede alrededor de mi vida", dijo.

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