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El tranvía ya tiene quien le escriba

  • Agustín Castillo rescata en un libro la historia de los vehículos eléctricos que desde comienzos del siglo XX unieron Granada con los pueblos de la Vega

Hace treinta y seis años, el 14 de febrero de 1974, el tranvía hizo su último viaje en Granada, y se dejó atrás a muchos enamorados de este medio de transporte, entre los que se encuentra el ingeniero técnico industrial Agustín Castillo Vergara, que aún hoy sigue escribiendo sobre él.

Ha escrito sobre la historia de los tranvías, sobre los que pasaban por los pueblos, sobre los que no pudieron ser y se quedaron en el papel, sobre los que sí fueron, sobre cómo fueron y sobre cómo se vieron abocados a desaparecer. Además de varios artículos, cuenta ahora con un libro publicado, Los tranvías de la Vega de Granada, que resume sus conocimientos y sus recuerdos.

Castillo conserva una foto de aquel último viaje en tranvía y rememora ese día como una fiesta de despedida en la que "hubo hasta cohetes y la gente invitaba a los conductores y cobradores a aguardiente, a dulces y a piononos (pasteles típicos de Santa Fe)".

"Aunque se suponía que debía hacerse, ese día no se cobraron los billetes", cuenta Castillo, que relata también que la gente iba arrancando pequeñas cosas de recuerdo, como los carteles de "Prohibido escupir".

"A pesar de que comprendían que los nuevos autobuses iban a ser más rápidos, la gente no quería que se fuera el tranvía", reivindica Castillo, un firme defensor de este medio de transporte.

Reconoce que su velocidad "no es envidiable", desde luego, pero destaca su comodidad y su escaso impacto en el medio ambiente, porque contamina menos que otras posibilidades de transporte.

"Todos creíamos que iba a volver, porque ya se contaba con las infraestructuras y se podían poner al día los raíles y el material móvil", relata Castillo, aunque treinta y seis años después el tranvía sigue sin asomarse por Granada.

Gran parte de los raíles y de las piezas que hacían que funcionara terminaron entre la chatarra, aunque se conservaron dos tranvías, uno de los cuales se quedó en Dúrcal, en Granada, y ahora se expone en Aragón, cuenta Castillo, mientras que en la ciudad las únicas huellas que quedan son los restos de raíles de la calle Málaga y de la avenida de Andaluces.

Ahora existe un proyecto para recuperar este medio de transporte en la capital y aunque todavía se desconocen los detalles de su recorrido y características, es un tema que el Ayuntamiento está estudiando desde hace tiempo.

"Todo lo que sean infraestructuras y medios de transporte es bueno para Granada y nunca sobra" defiende este ingeniero, amante de los tranvías.

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