César Requesens. Escritor

"Si algo triunfa aquí será un 'pepinazo' en otra ciudad"

  • El autor presenta dos nuevos libros de cuentos, 'Tú no eres tú' y '7 relatos dispersos', en los que retrata sin dramatismos la angustia de la vida moderna

Relatos cortos en dos libros mínimos, nada voluminosos. César Requesens, estudioso de Granada, opta por el 'minimalismo' en sus últimos trabajos, Tú no eres tú y 7 relatos dispersos (Pura vida).

-¿Por qué publicar dos libros de relatos al mismo tiempo?

-He recopilado una serie de relatos y para darles unidad los he agrupado en dos libros diferentes, no por afán comercial. El primero, Tú no eres tú, reflexiones sobre la identidad, o más bien sobre la falta de identidad que provoca la prisa moderna que no permite pararte y enraizarte. 7 relatos dispersos es una reflexión sobre la pérdida, ya sea de la identidad, del amor o de la noción de realidad.

-¿Que personajes pululan por el libro?

-Hay de todo. El de Tú no eres tú es un señor que, en lo que tarda en subir al noveno piso, sufre una crisis de identidad porque un niño le dice "tú no eres tú". Este señor se siente descubierto, sufre una crisis que cierra en falso diciéndose "qué cosas se le ocurren a los niños". Otro relato es una viuda que se casa tres veces buscando el amor pero siempre escucha el goteo del agua nerviosamente por las noches. Al final se da cuenta de que no era un hombre lo que necesitaba sino hacerle caso a su hijo e irse a un viaje del Inserso. Una señora bien que tenía que liberarse. El volcán es una chica que llega a una gasolinera y se acuerda cuando estuvo unos años antes acompañada de su madre que no paraba de decirle lo que tenía que decirle. Recuerda también cuando la madre ardía rociada con gasolina.

-¿Se apellidaba Salander?

-No sé (risas). Pero este relato me salió después de ver una discusión entre una madre y su hija en la que se hubieran pegado fuego con gusto en ese momento. Otro relato habla de un sufí, un cristiano converso antiguo funcionario de Hacienda que viene a Granada, se convierte al Islam y recuerda sus años de mili en la Legión.

-¿Un gran porcentaje de las novelas son relatos cortos estirados?

-Lo primero que publiqué fue una novela corta. Tenía 250 páginas y la reduje a 120. Estoy pendiente del lector, pienso que hoy en día no tiene tiempo ni ganas de pasar páginas sin más. Hay que ir al grano, lo que importa son las historias. Lo de 'en busca del tiempo perdido' no tiene mucho sentido hoy en día.

-¿Quien se cruce con usted debe tener cuidado de no llamar la atención si no quiere protagonizar un relato?

-Sí, la verdad es que sirve todo. Yo he trabajado diez años como periodista y tengo un arsenal de historias reales. Si de algo me ha servido este trabajo es para ver que la realidad supera a la ficción. En estos relatos dejé muy libre la imaginación, pero la realidad me ha dado diez mil vueltas. Un relato que nadie podía imaginar en los noventa es que un avión iba a derribar un rascacielos. Que una mujer se cambie la cara entera, nariz incluida, y la gente la suba al olimpo de la fama...

-Es más bien una historia de terror...

-Sí, es terrorífico. Es un canto a la inutilidad absoluta y el descaro. Es como el sueño americano, en este caso el sueño de una barrio madrileño. La historia de una mujer que viene de abajo. En mi caso, había relatos que en su momento me parecían muy lanzados pero se me han quedado chicos. La crisis de identidad de Tú no eres tú se la he escuchado a mucha gente. Gente que intenta aparentar seguridad, les llega una frase inesperada y se viene abajo.

-¿Dónde se encuentran sus '7 relatos dispersos'?

-He sido muy selectivo pero he querido ir a lo mínimo. El primero, Gota de madrugada, es una historia de amor.

-¿Al uso?

-Es una historia de un señor que deja el trabajo, lo deja todo y se dedica todos los días a ir al parque, por donde pasaba todos los días para ir al banco. Una noche le habla una mujer transformada en flor. Son cuentos más fantasiosos. Una ilusión supersport es una mujer que espera que su marido la lleve a los sitios que siempre ha soñado pero es un tipo muy aburrido. La mujer recibe cartas de un extraño... Como el Ramito de violetas pero con una variación al final.

-¿Tienen final feliz estas historias o la ficción no tiene nada que ver con la mentira?

-Salen de la monotonía para meterse en otra, creo que siempre estamos escapando de la monotonía. Ahora me siento librado para hacer otros libros que tengo en cartera, relatos y novelas más ambiciosas.

-Con su trabajo de recuperación de personajes de la ciudad no sería de extrañar una novela histórica ambientada en Granada.

-Sí, he investigado bastante sobre la espada de Boabdil, que está en Génova. Está el personaje de la Marquesa del Generalife, documentado históricamente. Ella se lamentó toda la vida de que no la reconocieran, motivo por el que la espada no está en Granada. Me interesa sobre todo el siglo XIX granadino. Es impresionante. Por ejemplo la visita de Isabel II a Granada, cuando le Universidad le regaló una corona de oro. La coronación de Zorrilla como príncipe de los poetas, cosa que se podría rescatar. Anécdotas curiosas de una ciudad señorial con un pasado glorioso pero desencantada.

-Entonces la raíz de la ciudad no ha cambiado mucho.

-No ha cambiado nada. Lees los periódicos y te das cuenta de que en el siglo XIX se protestaba por l mismo que ahora: el atraso, el inmovilismo, el desacuerdo de los políticos y que todo estaba en Madrid, ahora en Sevilla. Y sobre todo, todos contra todos. Otra cosa importante es que es una ciudad laboratorio de cualquier cosa. Si algo triunfa aquí será un pepinazo en otra ciudad. Es tan difícil sacar algo adelante en esta ciudad. Seguimos a muerte.

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