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El último kilómetro de Miguel Ríos

  • El cantante comienza en el Palacio de Deportes su gira de despedida con un concierto multitudinario que acaba convirtiéndose en una comunión intergeneracional

Un chute de rock and roll en la vena aorta, la que entra directamente en el corazón. Miguel Ríos entonó ayer el "bye bye..." en el Palacio de Deportes y dejó a los cerca de 10.000 espectadores un poco más huérfanos, entre el subidón del concierto y la tristeza de la despedida. Miguel Ríos demostró que tiene gasolina de sobra para seguir quemando kilómetros en sus Memorias de la carretera, precisamente el tema con el que abrió el espectáculo. El hombre del lunar más famoso en la mejilla -con permiso de Robert de Niro- no dio tregua desde los primeros compases para demostrar que dice adiós a los escenarios por todo lo alto, sin que sea la artritis quien lo retira sino su propia coherencia personal. La prueba es la nómina de artistas invitados: José Ignacio Lapido, Ana Belén, Lúa Ríos, Amaral, Carlos Goñi, Manolo García, Pereza, Carlos Tarque y Rosendo. El broche de oro para un artista que dice ser "mejor persona que cantante".

Tras el primer tema recibió a los presentes de manera más formal con Bienvenidos. Y los hijos del rock and roll, entregados desde que compraron su entrada hace días, dejaron claro que ellos también estaban dispuestos a poner su 'gorgorito de arena' en un concierto para la historia. La desencantada Generación límite fue el preludio para que comenzaran a aparecer los ocho ases que guardaba en la manga de su chupa de cuero. "El día más bello está aquí, hace 50 años dejé esta ciudad y es un gustazo reencontrarme con tanta gente y tantos recuerdos", dijo Miguel Ríos como saludo ante un público de todas las edades donde los mayores sacaban del baúl de los recuerdos sus contoneos y su alma rockera de antaño.

El primero, José Ignacio Lapido, estaba En el ángulo muerto aunque rápidamente compartió focos y cariño . El ex de 091 es uno de los músicos más admirados por Miguel Ríos, quien dice de él que "es uno de los mejores letristas del país". Dos granadinos en el escenario, el padre y el hijo -musicalmente hablando-, preámbulo del romance entre Miguel Ríos y Ana Belén en El Río. Un baño de complicidad entre dos artistas que se quieren y se respetan a partes iguales, viejos amigos de escenario en discos en directo como Mucho más que dos (1994) o en giras como El gusto es nuestro, en la que también participaron Víctor Manuel y Joan Manuel Serrat. Con el estribillo de El Río llegó otra artista invitada de nombre melancolía. Ya en solitario repasó otros himnos como Raquel es un burdel, No estás sola, Niños elétricos, Sólo soy un hombre, Año 2000... Y Vuelvo a Granada, el himno oficioso de su ciudad.

Pero la noche no daba tregua y los invitados se fueron sucediendo en el escenario para depositar allí su homenaje. Su hija Lúa Ríos compartió con su padre Un caballo llamado muerte y demostró dónde ha llegado la protagonista de la canción Lúa, Lúa, Lúa que 'papá Ríos' le regaló en el disco Rocanrol Bumerang (1980). Casi 30 años después, el bebé de la canción trata de tú a tú al protagonista de la noche. Tomaron el testigo en el escenario Amaral (Al Sur de Granada); Carlos Goñi (Todo a pulmón); Carlos Tarque de M-Clam (Santa Lucía); Pereza (Rocanrol Bumerang); y Rosendo Mercado (Maneras de vivir). Tampoco faltó Manolo García, quizás el duetista de cámara de Miguel Ríos tras el exitazo de Insurrección. Pero anoche cambiaron el guión y se subieron juntos al Blues del autobús.

Y en la recta final del concierto todos los invitados se unieron al rey del rock and roll para cantar la canción que sirve como banda sonora de su despedida de los escenarios, Bye bye Ríos: "Tengo anotado en un antiguo diario, no envejecer nunca en el escenario, amiga tercera edad, llegó la hora de la verdad". Tras reírse de sí mismo llegó el punto final sin puntos suspensivos con el Himno de la alegría, la canción con la que se hizo uno más de la familia en los setenta.

Al final, Miguel Ríos dejó ayer las tablas pero su público también se dejó algo en el concierto. Aún queda la esperanza de una gira Hello Ríos. Ayer demostró que tiene gasolina para seguir quemando kilómetros en la carretera y para continuar enamorando a las camareras. Como dicen en Granada "te vas porque tú quieres..."

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