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El valor de la juventud

Programa: Richard Wagner, Obertura de Tannhäuser WWV 70; Franz Liszt, À la Chapelle Sixtine; Nikolai Rimsky-Korsakov, La Gran Pascua Rusa; Igor Stravinsky, Suite de 'El pájaro de Fuego' (versión de 1919). Intérpretes: Orquesta Ciudad de Granada y Joven Academia de la OCG. Director: Karl Anton Rickenbacher. Lugar: Auditorio Manuel de Falla. Fecha: 30 y 31 de marzo de 2012.

Como cada año, la OCG ofreció un concierto junto con la Joven Academia de la OCG, un granado grupo de jóvenes seleccionados de entre más de doscientos cincuenta candidatos para tocar junto a los profesores de nuestra orquesta. Esta iniciativa, que resultó pionera en nuestra ciudad, se ha extendido a otras instituciones como una muestra compartida de habilidades e ilusiones. Así, jóvenes estudiantes pueden experimentar lo que significa tocar desde los atriles de una gran orquesta las grandes obras del repertorio.

Para esta edición de la Joven Academia de la OCG se contó con un veterano director, el suizo Karl Anton Rickenbacher. De este modo, la veteranía de una batuta consagrada a la música sinfónica guió por los entresijos de la interpretación a los jóvenes músicos que se sentaron junto a los titulares de la orquesta. Además, se programó un conjunto de obras bastante pretenciosas, que a la vez suponían un reto y un aliciente para quienes las iban a tocar, en muchos casos, por primera vez en público.

El concierto se abrió con la obertura de Tannhäuser, una monumental pieza sinfónica que resume los principales contenidos temáticos de la obra. De amplio desarrollo tímbrico, esta obertura fue aprovechada por Rickenbacher para definir un magnífico discurso, en el que varios de los jóvenes seleccionados para la Joven Academia tuvieron su momento de gloria. Tras esta triunfal obertura se interpretó À la Chapelle Sixtine de Liszt, una pieza compuesta en Roma para la que el compositor húngaro tomó como motivos de inspiración el Miserere de Allegri y el motete Ave verum Corpus de Mozart. Así, partiendo de estas dos piezas que reflejan la remisión terrenal y la gracia divina, se construye un diálogo temático que incide varias veces en cada unidad. El tratamiento del Ave verum con una textura camerística dentro de la amplia disposición orquestal fue aprovechado por el director y los intérpretes para transportar a una atmósfera elevada, casi supraterrenal, a los oyentes; cabe destacar el magnífico papel del concertino Yorrick Troman, que a lo largo de la noche intervendría de forma solista en varias ocasiones.

La primera parte se cerró con La gran Pascua rusa de Rimsky-Korsakov. Esta pieza sinfónica, basada en la liturgia ortodoxa de los Romanov, despliega un amplio grupo de sonoridades con texturas de amplio espectro, lo que la define como idónea para los propósitos que se le requerían en este concierto. Por un lado, exige de los jóvenes intérpretes una concentración y entrega al más alto nivel, y por otro abunda de breves intervenciones solistas o a dúo entre las distintas familias orquestales, con lo que los nuevos talentos de la interpretación en nuestro país pudieron poner a prueba sus nervios al enfrentarse a una audiencia tan respetable como la que cada semana llena el Auditorio. La prueba fue superada con creces, y el resultado interpretativo agradó tanto que los asistentes prolongaron durante casi diez minutos su ovación.

La segunda parte se dedicó por entero a la interpretación de la suite del ballet El pájaro de fuego de Stravinsky, según la versión que el propio compositor dejó escrita en 1919. Este ballet, de lenguaje innovador y un amplio desarrollo motívico, constituyó una piedra de toque para la Joven Academia. Bien conocido por los músicos de la OCG, su interpretación no es nada fácil. Sin embargo, el resultado sonoro estuvo a la altura de las más consagradas orquestas, demostrándose que la dedicación y el esfuerzo tienen resultados muy positivos cuando la materia prima es buena. Cada unidad temática fue bien definida por los músicos, atentos siempre a las indicaciones de Rickenbacher, quien dibujó una magnífica versión de la obra. Fue una noche memorable por muchos aspectos, aunque en esta ocasión quizás el más importante fue el ver subida al escenario a una nueva generación de músicos que estamos seguros tendrá mucho que decir en el futuro.

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