Historia 'El mundo del veneno'

El veneno, un mercenario silencioso para la historia

  • El Parque de las Ciencias analiza en un curso el mundo de una letal y poderosa arma

Han sido mercenarios sin sueldo, testigos de intrigas amorosas y eficaces armas para el arrebato impune del poder. "Hablar del veneno es hablar de la historia del hombre" puesto que su presencia ha sido constante a lo largo de los tiempos. Desde el Imperio Romano al Renacimiento, sin olvidar el sorprendente caso de envenenamiento al líder opositor ucranio Víktor Yúshenko, "el veneno estará siempre presente y siempre habrá envenenadores".

Enrique Villanueva Cañadas, catedrático de Medicina Legal y Toxicología de la UGR, abrió ayer el curso de actualidad científica en el Parque de las Ciencias con el título El mundo del veneno. En él participarán hasta el próximo 9 de abril multitud de expertos que desentrañarán los secretos y curiosidades de un arma letal que aún hoy sigue utilizándose. Tanto es así que el doctor explica que ante un caso de muerte súbita, "uno de los problemas principales que tenemos presentes es que la víctima haya sido envenenada".

Su discrecionalidad y silenciosa eficacia acabó con la vida de emperadores, reyes y papas. Se dice que César Octavio Augusto fue traicionado por su esposa Livia, quien inyectó veneno en unos higos que el emperador comió. Pero también se cree, como explica Villanueva, que lo hizo con Claudio, Británico, Napoleón... y un sinfín de personalidades cuya muerte cambió sin duda el curso de la historia.

Tal era su relevancia y la desconfianza que despertaba que se crearon los 'catavenenos'. Los utilizaba Cleopatra y, por supuesto, Nerón. Pero sobre todo, comenzaron a surgir grandes alquimistas del veneno que hicieron de sus conocimientos un 'arte', como la letal Locusta, utilizada por Agripina para envenenar a Claudio y por el propio Nerón para hacerlo con Británico en un enorme ansia por destrozar las poderosas cadenas dinásticas durante el Imperio Romano.

Cuenta el experto que, incluso en la época del Rey Sol, Luis XVI, se llegó a constituir la Corte Ardiente o Corte de los Venenos para luchar contra los envenenamientos. Se vieron 443 casos en tres años entre los que destaca el affaire de la marquesa de Brinvilliers, una de las envenenadoras más famosas de la historia que acabó condenada a muerte y decapitada.

"El arsénico era el rey de los venenos. Tenía tres ventajas. Se podía comprar fácilmente, era barato y muy tóxico". Villanueva cuenta que su eficacia se debía a que en la autopsia se reproducían cuadros clínicos comunes a otras clases de enfermedades. La Italia del Renacimiento convirtió la práctica del envenenamiento en un arte gracias a la familia Borgia, cuyos miembros usaban una extraña poción conocida como La Cantarella, que se inspiraba al perecer en el uso del arsénico.

Lo cierto es que su impunidad atrajo a muchos personajes sin escrúpulos. Marie Lafarge fue una de ellas y su caso "se hizo muy famoso". En él participó el padre de la toxicología, Mateu Orfila Buenaventura, quien utilizó un instrumento llamado ensayo de Marsh para descubrir arsénico en los cadáveres... Comenzaba así la posibilidad de identificar el arsénico en los cuerpos del envenenado.

Aún hoy, a pesar de los adelantos científicos, sigue envenenándose. La insulina, el ricino, la dioxina, los isótopos radiactivos, el talio... Vivimos, asegura Villanueva, "rodeados de veneno. Hay millones de sustancias a nuestro alrededor. Las naturales -de origen mineral, animal o vegetal-, productos de síntexis -cualquier fármaco en concentraciones altas- o la gran amenaza de la contaminación ambiental producida por los agentes que vertemos a la atmósfera, que pasan a las aguas cuando no son biodegradables y que, a su vez, se incorporan a la cadena alimentaria...".

Los forenses están atentos a este asesino que en demasiadas ocasiones ha pasado desapercibido. "Le digo siempre a mis alumnos que aunte una muerte sospechosa, el veneno sigue siendo un arma criminal de primerísimo orden. Cuando un cuadro clínico no encaja en la evolución normal de las enfermedades podemos estar ante un caso de intoxicación. Si se encama al enfermo y mejora y vuelve a casa y empeora, hay que pensar en una intoxicación. Ya sea criminal o por algo en el domicilio, como laca de pinturas o papeles pintados...".

Alimento, medicamento y veneno... Todo es cuestión de dosis y más claramente en el caso de este último, de suerte. Dicen que Rasputín escapó incomprensiblemente de los efectos de un enevenenamiento por cianuro al serle servido en una copa de vino dulce que borró sus efectos. De envenenadores y envenenados.

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