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El falso viaje vital de Paloma Hidalgo, premio a la brevedad

  • La madrileña recogió ayer en la Alhambra el primer premio de microrrelato de la empresa encarga de la instalación del ascensor en el Palacio de Carlos V

Paloma Hidalgo Díez demostró ayer que domina el arte de la concisión como pocos: su discurso de agradecimiento al recibir el primer premio de microrrelato IASA Ascensores fue extraordinariamente breve, sin perder por ello precisión ni emotividad. "Gracias al jurado y a ascensores IASA por este momento y, si alguien tiene algún cepo por ahí, que me lo ate al pie o me iré volando. Entre las alas de mi nombre y las que me da el jurado es posible que me encontréis por ahí flotando en un rato. Así que, si alguien es tan amable, que me ayude a anclarme".

La químico madrileña residente en Alcalá de Henares pronunció estas palabras en el concurrido salón de actos del Palacio de Carlos V con la presencia de numerosos representantes de las letras granadinas así como los integrantes del jurado: los escritores Ana María Shua, Andrés Neuman y José María Merino, presidente del mismo, así como el catedrático Antonio Sánchez Trigueros.

De manos de Merino y del director de IASA, Javier Molina, recogió el galardón, una pieza del escultor José Benjamín Serrano que simboliza la instalación del ascensor del Palacio de Carlos V realizada por la empresa de fabricación de ascensores bajo la dirección del arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas. La distinción va acompañada por un premio en metálico de 3.000 euros.

Hidalgo se proclamó ganadora con El rascacielos, título del microrrelato con el que se impuso a los más de 3.400 participantes en el concurso, que nace con la intención de tener perioricidad bienal.

Para el director del jurado uno de los principales puntos a favor de este relato es el tema metafórico que expone: "Es una especie de viaje vital imaginario que transcurre durante la subida de un ascensor en un rascacielos. Juega con esa metáfora en su formulación narrativa",

Además, el acto de entrega de la distinción se convirtió en una mesa redonda sobre el microrrelato en la que Merino subrayó, sobre los textos de los 28 finalistas de la preselección, "la diversidad de perspectivas, que es una muestra de las posibilidades narrativas del género".

Por su parte, la escritora argentina, considerada una de las máximas exponentes del microrrelato, comparó el género con las artes marciales ya que también utiliza "las fuerzas del lector".

Para Neuman, si el cuento es un striptease el microrrelato es sólo un fetiche y matizó que "no se trata de la misma cosa a escala mínima": "Es un género específico que tiene que ver con la condensación de recursos".

En esta idea y en la tradición histórica del género coincidieron los cuatro integrantes del jurado, que destacaron el valor literario de la obra presentada por Hidalgo.

Por su parte, el catedrático de Literatura Antonio Sánchez Trigueros destacó la diferencia entre el microrrelato y el chiste, "que tiene que provocar forzosamente la carcajada" y habló de la corriente de 'brevedad' que puede observarse en el arte actual y que afecta también, por ejemplo, la teatro, en donde hay obras de una sola página o "pulgas dramáticas".

Además, Ana María Shua mostró su satisfacción porque el microrrelato ganador no sucumbe a ninguno de los tres peligros del género: la tendencia a la temática fantástica, el riesgo de buscar la carcajada en vez de la sonrisa y el peligro de la facilidad. "Es verdad que mucha gente se lanza al género porque es más fácil hacer un mal microrrelato que una pésima novela, pero un buen libro de microrrelatos es más difícil que una buena novela".

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