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Los viajes de Agnès

  • Agnès Varda se va de ruta cultural con su cámara digital en una magnífica serie de televisión para Canal Arte

Emitida por Canal Arte a finales de diciembre de 2011, Agnès de ci de là Varda se encuentra ya disponible en DVD para aquellos que no tenemos la suerte de disfrutar de una televisión decente. Se trata de una prolongación en cinco episodios del formato diarístico, viajero y autobiográfico que nos deslumbrara hace una década en la fundacional Los espigadores y la espigadora, ensayo documental en primera persona que confirmaba a Varda (Bruselas, 1928), pilar esencial de la nouvelle vague (Cléo de 5 à 7, La felicidad) y tronco del cine moderno francés, como una de las cineastas que mejor habían comprendido los tiempos digitales en el acercamiento a la realidad desde la escritura subjetiva, materializando en su espigueo de imágenes, testimonios y pensamientos esa caméra-stylo imaginada por Alexandre Astruc que alumbraba una nueva era adulta y emancipadora para la práctica del cine lejos de las convenciones de la ficción.

Entre Los espigadores y la espigadora y De ci de là, Varda no ha dejado de filmar en primera persona (Dos años después, Ydessa, les ours et etc., Les plages d'Agnès), retomando sus preocupaciones y temas de siempre, del feminismo al compromiso político y social, de la pasión por el arte a la necesidad del contacto y el intercambio humano, y de expandir su desbordante vitalidad creativa, que se inició con la fotografía, hacia otros terrenos y formatos como la videoinstalación (Patatutopia, L'île et elle) o la performance, confirmando un permanente estado de atención y fascinación ante el mundo contemporáneo que la sitúan, a pesar de sus 84 años, siempre a la vanguardia.

Agnès de ci de là Varda se despliega como el diario filmado de un año de viajes, visitas a museos, filmotecas, festivales y ferias de arte contemporáneo, donde en ocasiones se exhiben sus propios trabajos, encuentros con personajes anónimos, amigos o artistas queridos por la cineasta, y reflexiones sobre la creación organizadas a través de un montaje en el que prima la asociación de ideas y la deriva libre que confiere a la serie de una sensación de fuga digresiva, de experimento lúdico sin fin. Porque hay algo de lúdico en el trabajo de Varda, una sensación de juego, de inocencia infantil, bajo la que late una seria y profunda reflexión personal sobre el arte, la fotografía o el cine, al tiempo en que la vida y la memoria (con el recuerdo de Demy y la propia trayectoria siempre en la mochila) impregnan todo su discurso de una sinceridad y una emotividad contagiosas.

En estos cinco recorridos, que nos llevan de Frankfurt a Los Ángeles, de México a San Petersburgo, de Brasil a Lisboa, de Lyon a Sète, Varda se encuentra con cineastas como Chris Marker, recluido en su atelier repleto de máquinas y cachivaches, con el centenario Manoel de Oliveira, que imita los andares de Chaplin ante de su cámara, con el ruso Alexandre Sokurov o con el mexicano Carlos Reygadas; con actores y actrices amigos como Jean-Louis Trintignant, Michel Piccoli o Anouk Aimée; con artistas como Miquel Barceló, Christian Boltansky, Annette Messager o Pierre Soulages.

Pero también visitamos con ella los mercados populares, las playas y los ríos, centros de arte contemporáneo institucionales o alternativos, los grandes museos, como el Hermitage de San Petersburgo, para contemplar y pensar sus cuadros y artistas favoritos.

Y, en fin, conocemos a personas anónimas, a viejos amigos de la Varda, a gente con cosas interesantes que contar o coleccionar, a comisarios de exposiciones imposibles, a preservadores de un legado único (como la hija de Glauber Rocha), a los pescadores de Sète que participaron en La pointe courte, su primer filme, rostros y cuerpos de un carrusel humano trenzado y movido por la mirada juguetona e inteligente de una mujer que nos enseña su mundo y nos enseña a filmar el mundo.

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