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"Para vivir de los premios de poesía habría que ganar dos o tres al año"

  • El autor cordobés afincado en Granada obtiene el galardón Emilio Prados del Centro Cultural de la Generación del 27 de Málaga por su último libro, 'Nos han dejado solos', una obra de "transición"

Rafael Espejo (Palma del Río, Córdoba, 1975) ganó el pasado jueves el premio de poesía Emilio Prados convocado por el Centro Cultural de la Generación del 27 de Málaga con su libro Nos han dejado solos. El premio está dotado con 4.000 euros y la publicación de la obra en la editorial Pretextos. El libro verá la luz el próximo mes de marzo.

Nos han dejado solos supone, según su autor, una "transición" respecto a los poemas que ha venido escribiendo hasta ahora, ya que lo que Espejo busca de nuevo son poemas "más preocupados por la expresión o por la idea que por la melodía".

-¿Es la primera vez que obtiene un premio de poesía?

-No. Éste es el tercer premio que gano. El primer premio que conseguí fue en 1995, con el libro El círculo vicioso. Fue el Premio Federico García Lorca que concede la Universidad de Granada. El segundo fue el Premio Hiperión de 2001 con el libro El vino de los amantes.

-Algunos poetas dicen que se puede vivir a base de premios...

-Eso es mentira. No se puede vivir de los premios. Como mucho, pueden lanzarte al mercado. Los premios son la plataforma que necesitan los poetas jóvenes. Pero para vivir no bastan los premios. Te regalan prestigio o, como mucho, la posibilidad de distribuir tu obra. Pero para vivir de los premios habría que ganar dos o tres al año.

-Usted se dio a conocer en Granada como poeta. ¿Cómo ve el estado de la poesía en la ciudad ahora mismo?

-En Granada, a mediados de los años noventa, hubo como una especie de ebullición, una eclosión de poesía joven. De pronto aparecimos ocho o diez nombres que lográbamos publicar en editoriales nacionales. Por aquel entonces éramos estudiantes y todos estábamos concentrados aquí. Pero cada cual vive en una ciudad diferentes. Excepto algunos nombres como los de Álvaro Salvador o Ángeles Mora, no creo que ya hoy haya una poesía granadina. Ya no hay, digamos, una generación de poetas.

-Y cada uno ha desarrollado ya su propia voz...

-Sí. Los poetas van ya con su propio estilo cada uno. Pero es que sucede algo curioso. Antes existían los clásicos, tendencias que podían durar siglos. En el siglo XX, sin embargo, esas tendencias, esas corrientes, se han ido acortando. Hoy cada poeta podría ser su propia generación. De esto tiene la culpa en gran parte internet. Te permite leer a un autor inédito que puede estar en Argentina. Eso, hasta ahora, no existía.

-¿A usted le ha beneficiado el fenómeno de internet?

-Como lector, sí. Como poeta, no. Las revistas literarias tienen un público muy acotado. Ese público es el mismo que puede acudir a un foro de internet sobre poesía. Lo que sí es interesante de internet es que te permite acceder a poetas que no tienen ediciones en España, a poetas de otros países.

-Hablando de otros países, ¿por qué cree que existe tanta diferencia, digamos, entre la poesía española y la poesía en inglés, por poner un ejemplo?

-Son dos mundos diferentes porque son idiomas diferentes. El español es un idioma mucho más rico en matices, pero el inglés es un idioma mucho más musical. Pero eso no significa que se pueda escribir mejor poesía en inglés que en español.

-¿Por qué cree que músicos como Bob Dylan o Leonard Cohen están considerados como buenos poetas y no existe su equivalente en músicos españoles?

-Bueno, no estoy de acuerdo. Hay gente como Joaquín Sabina cuyas canciones tienen mucho de poesía. Él ha publicado, además, un libro de sonetos. Lo que sucede es que un poema está hecho de palabras y sólo tiene un fondo musical que debe imaginar el lector. En una canción, el primer plano debe ser la música y la letra es tan sólo un complemento para esa música. La canción lo perdería todo si se prescindiera de su parte musical. Música y poesía son dos disciplinas distintas. Por otra parte, no creo que Leonard Cohen sea poeta. Las canciones que él canta perderían mucha de su fuerza si se quedaran tan sólo en la letra.

-¿Pierde mucho la poesía al ser traducida a otro idioma? Hay poetas, como Federico García Lorca que gustan mucho en otros países...

-García Lorca es un autor muy difícil de traducir a otros idiomas. Si traduces, por ejemplo, el Romancero gitano al inglés se pierde el 80% de los matices. A menos que cada poema lleve treinta páginas de notas al pie, se pierde mucho. Leer a poetas de otros idiomas no te permite llegar al cien por cien del sentido de su poema, pero al menos te permite conocer qué te quiere decir.

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