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Dos voces prodigiosas

Lizz Wright & Raúl Midón. Fecha: miércoles 18 de julio. Lugar: Parque del Majuelo. Aforo: 1.000 personas.

Segunda asalto de la XXV edición del Festival de Almuñécar y segundo lleno en el Parque del Majuelo. Tal y como se han puesto las cosas para la música en directo, convertida en un producto de lujo por la salvaje subida de los impuestos a los espectáculos y la cultura en general, todo un logro que en un futuro más cercano de lo que pudiera parecer se contará como ciencia ficción a las generaciones venideras. A Lizz Wright ya tuvimos el privilegio de conocerla en su visita al Festival de Granada de 2008 y sobre Raúl Midón se hablaban maravillas aunque pocos habían tenido la oportunidad de disfrutar de su directo. Bajo el cielo estrellado de la Costa Tropical dejó constancia de su desbordante talento. Maestro con las seis cuerdas, a las que extrae toda la musicalidad en cada nota, domina un extenso catálogo de estilos, como corresponde a su formación de influencias múltiples, y así se mueve con pasmosa facilidad entre el jazz, el rock, el soul, el clasicismo o cualquier otro género por más lejana y profunda que se extienda su raíz. Y todos ellos interpretados con una técnica impecable y un metronómico compás. Pero si sorprendente es su dominio de la guitarra, aún más llamativo es el uso que le da a su inabarcable tesitura. En la senda de otros prestidigitadores de la voz, como el legendario Bobby McFerrin, con el que ha coincidido a la hora de escoger temas del repertorio Beatle, pues ha incluido una versión de Blackbird en su último trabajo, transita entre las notas graves y el falsete con una naturalidad casi insultante e incluso lleva la interpretación vocal a terrenos normalmente reservados a los instrumentos de viento. Todo un portento de voz que se acopló perfectamente con la de Lizz Wright, aterciopelada, sensual como una caricia, envolvente y majestuosa. La sureña posee un registro grave que la emparenta con otras grandes cantantes capaces de moverse con agilidad entre el folk, el jazz y el gospel: Oleta Adams, Flora Purim, Abbey Lincoln o incluso Tracy Chapman. A pesar de sus portentosas cualidades, Wright y Midón ofrecieron un concierto muy comedido, a veces susurrado, más cercano al smooth que al jazz clásico, eso que se llama jazz contemporáneo enmascarando producciones brillantes al gusto del público adulto, ese que supuestamente aún gasta algo de dinero en comprar cd's. Para dotarlo de contenido echaron mano más del repertorio de Lizz Wright que del de Raúl Midón, aunque el protagonismo estuvo bastante repartido entre ambos. Así, de balada en balada, fueron desgranando los temas, entre los que destacaron los más emblemáticos de ella, como My heart, (I'v got to use my) Imagination, Hit the ground, Trouble, This is, Open your eyes, you can fly o Stop, para acabar con un original de él, Everybody.

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