Análisis

Fran Ibáñez

Granada Alta Cultura

Poco queda de aquellos tiempos en los que Yves abría sus creaciones para sus mejores clientas

Granada volvió a ser escenario de pasarelas por donde desfiló la alta costura. Su carácter multicultural, ser la madre de la heterogeneidad que mezcla airosamente y cuida de todos sus hijos, hace que pueda adoptar a la moda y hacerla cada vez más suya.

Al pie del Albaycín, el carmen de los Córdova fue el anfitrión que alfombró el encuentro, con la Alhambra como custodia, vertiendo su estética y encanto al arte que emana de la alta costura. Una edición que reunió a diseñadores del ámbito nacional destacando la presencia notable de los que tienen su cuna aquí, como escaparate del prestigio, el valor y el buen hacer que se les debe a estos artistas. Ellos son los embajadores de la moda granadina, y así lo demostraron en la pasarela de esta edición. Gran cantidad de asistentes arroparon este proyecto que abandera la Escuela Superior de Arte y Diseño de Andalucía y tienen un marco engalanado para semejante y especial ocasión.

Poco queda de aquellos tiempos en los que Yves abría sus creaciones al público para sus mejores clientas, haciendo un recorrido por las habitaciones de altos techos parisinos mientras ellas apuntaban admiradas los modelos que más le gustaban. La insistencia neurótica en llevar su trabajo hacia la excelencia como Manolo Pertegaz. Rozar la perfección y anclarse en ella el mayor tiempo posible. Prometieron que el prêt-à-porter iba a ser el futuro, y lo cierto es que han ido conviviendo los dos estilos, el viejo y el nuevo, de la mejor manera. La vida que conoció el maestro Balenciaga, aquella época dorada en la que Christian Dior y Coco Chanel se desafiaban cada temporada por imponer y reivindicar los cánones de la belleza que moldeaban las calles del siglo XX. Reinvención constante que no estaba firmada por la casualidad. La moda de alta costura parece no estar de moda con el público. Algo que se le conoce como elitista. Fuera del alcance de la sensibilidad de muchos que la tachan por no entenderla. Lo mismo dicen de muchas obras de Picasso o Miró también. Juan Ramón Jiménez lo tenía claro: todo a la minoría. Se prestaba al público que se dejaba aromatizar por las letras más costumbristas y románticas del poemario noventayochesco.

Dolce & Gabbana subió a la pasarela los vaqueros rajados, simbolizando la trayectoria que había tenido el tejano o denim, en los lugares de trabajo, que fueron más tarde popularizados, después de la segunda guerra mundial, cuando el mundo democratizó y demolió los estándares clasistas. Recibieron muchísimas críticas. Pero no pararon de ser plagiados y vendidos en todas partes, tal es el caso que hoy día es difícil no entrar a una tienda o ir por una calle y no encontrar unos. Granada Alta Cultura puede que sea eso: un principio que se prolongará en el tiempo como la pólvora hasta estallar y ser un evento esperado cada año en el calendario.

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