El as en la manga

Ángel Esteban

Absolutamente inaceptable

UNO de los peores momentos televisivos de mi vida fue el par de minutos de la entrevista que encontré haciendo zapping en el descanso de un partido de fútbol hace unos días. Antena 3 le sacaba los colores a Farruquito, como si fuera Induráin después de ganar su quinto Tour. Bochornoso. Ese simulacro de persona, que debería estar en la cárcel hasta el siglo XXII, no sólo ha matado a un hombre, sino que iba conduciendo sin carnet, se saltó las normas más evidentes de circulación, dejó de asistir a la víctima de la cual él mismo era el victimario, y luego quiso inculpar a su hermano. Pero, ya se sabe, es un "famoso", con dinero, contactos y, me imagino, también métodos persuasivos propios de ciertas calañas. Y ahí está, en la puta calle, cantando y bailando como si nada, y lo que es peor, forrándose a costa del muerto, gracias a los pingües beneficios que generan, aún en tiempos de crisis, los programas tomate de la telebasura.

No comprendo el cinismo de unos periodistas (así llaman a eso), que se ponen delante de la pantalla como si les importara el estado de salud mental del homicida y el perjuicio que han sufrido el muerto y su familia. No comprendo cómo un indecente se pone al otro lado del plató y contesta, como cordero llevado al matadero, las preguntas imbéciles de los que le han dicho, antes de comenzar el programa, que le han pagado para que se muestre humilde, para que reconozca lo que ha hecho y trate de infundir lástima y arrepentimiento.

Me parece intolerable que se juegue de esa manera con la dignidad de una persona que ha sido atropellada en esas circunstancias, que se juegue con la dignidad de su familia y sus amigos, y que se juegue con mi dignidad como televidente y como español. Me avergüenza que en mi país pasen esas cosas. Me dan ganas de vomitar en la calva del director de ese programa (que no sé quién es) o en la del director de la misma cadena de televisión (que tampoco sé quién es, ni me importa).

Y, sobre todo, me dan ganas de pedir a todo el que lea este cariñoso artículo, que boicotee a esa cadena y lo diga a su vecina Pepi, a su prima Bom y otras chicas del montón, para que desaparezca definitivamente de la faz de este planeta. La resistencia pasiva, la huelga de hambre visual, puede ser un buen correctivo. Sé que en mi país hay mucho hortera que, aunque sepa que tengo razón, no puede despegarse de esos programas, porque el morbo atrae mucho. Sé que es una quimera pedir esa huelga, pero alguien tiene que denunciar lo inaceptable, y hacerlo de modo contundente.

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