Res Pública

José Antonio Montilla

montilla@ugr.es

Agresiones sexuales

El problema lo tenemos en los hombres, y no en las mujeres; son los hombres los que abusan y agreden a las mujeres

Los sanfermines de este año han sido los de la denuncia de los abusos y agresiones sexuales. Hace años que el Instituto Navarro de la Igualdad creó el distintivo de la mano roja como símbolo del rechazo a estas agresiones durante las fiestas. Sin embargo, la violación en grupo denunciada por una chica el año pasado marcó un antes y un después en la concienciación social. Los miembros de la "manada" están pendientes de juicio y gozan, por tanto, de la presunción de inocencia. Ocurre que todos hemos visto el vídeo que grabaron o hemos leído los mensajes que se intercambiaron. Y ello ha servido para tomar conciencia de la magnitud del problema.

Por ello, este año, los medios de comunicación, igual que informaban del número de heridos en el encierro nos contaban las denuncias recibidas y los detenidos por abusos sexuales. Incluso, en los casos en que los autores han reconocido el delito y han sido sometidos a juicio rápido sabemos la pena que se les ha impuesto o las medidas cautelares aplicadas a los que se les acusa de delitos más graves. Por cierto, han sido detenidos por estos hechos 11 hombres y ninguna mujer. No es una perogrullada sino un recordatorio para aquellos que se quejan de que el ordenamiento dé un tratamiento distinto por razón del sexo. El problema lo tenemos en los hombres, y no en las mujeres; son los hombres los que abusan y agreden a las mujeres.

Me interesa destacar que en las informaciones ofrecidas sobre estos hechos no se ha visualizado a las víctimas. Esto es fundamental. La publicidad sobre ellas es una forma de hacerlas otra vez víctimas. Lo relevante es informar sobre el autor del hecho y, sobre todo, destacar las consecuencias de su acción, con los antecedentes penales que puede llevar aparejado. Y es que durante mucho tiempo algunos han pensado que esas acciones salen gratis porque en definitiva todos estaban borrachos. No sólo en los sanfermines, el problema lo tenemos también en los festivales de música o en otras aglomeraciones en las que concurren jóvenes y alcohol.

Todos debemos entender que las relaciones sexuales sólo pueden ser consentidas y hasta donde quieran ser consentidas. Superar ese límite supone adentrarse en el ámbito del delito, de un delito grave pues afecta a la dignidad de la persona y, a su vez, difícil de atajar pues se sustenta en un rasgo fuertemente enraizado en nuestra sociedad como es el machismo. Para luchar contra ello hay que adoptar medidas de concienciación y prevención, pero sin duda la rigurosa sanción de estas actuaciones cumple una importante función.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios