Manías

Erika Martínez

erikamartinez79@gmail.com

Amar después de Franco

Sanz emprende un relato de experiencias tabús, traumáticas, felices, despreocupadas

Nací cuando Franco, el dictador, estaba a punto de morirse en la cama". Lo cuenta Marta Sanz, al comienzo de su último libro, Éramos mujeres jóvenes. Una educación sentimental de la Transición española. Partiendo de la autobiografía, pero al mismo tiempo transcendiéndola, Sanz propone en este ensayo un recorrido por la cultura sexual y sentimental con la que España entró en democracia y con la que ella misma creció: la euforia iniciática que fluyó de lo público a lo privado, pero también sus contradicciones; las cargas que arrastraron las nacidas alrededor de los sesenta. A través de una serie de entrevistas realizadas a mujeres españolas de diferente extracción social y oficio, el libro indaga en nuestra forma de oscilar entre la necesidad de callar y confesar, en cómo la ficción y la cultura audiovisual van construyendo nuestra idea del amor.

Sin ganas de provocar ni impostaciones políticamente correctas, con humor y una admirable naturalidad, Sanz emprende un relato de experiencias tabús, traumáticas, felices, despreocupadas, contando cómo aprendieron las españolas a amar y a desear en una época que alternó la represión en el colegio, con un aire de libertad heredado de la progresía hippie y el desenfreno de los 80. Pero relatando también cómo muchas de esas mujeres fueron regateando todo tipo de obstáculos.

¿Qué es más importante, enseñarle a una niña que hay cosas sucias, que están mal, o enseñarle que hay cosas que se hacen tan solo si una quiere? ¿Son las apps para ligar una oportunidad para elegir o una forma de consumo del otro? ¿Aplicamos al sexo y a la pareja los parámetros actuales de eficacia y autoexplotación? ¿Cómo privilegiar frente a los peligros del amor romántico una idea de la pareja basada en el placer y la confianza? Estas son algunas de las preguntas a las que Marta Sanz da siempre más de una respuesta, hasta tejer unas memorias colectivas en las que no deja de escucharse su propia búsqueda: "Desproblematizamos el espacio narcisista de la sentimentalidad, del yo amante en su interacción con el otro yo que ama sin dar voces ni rasgarse las vestiduras ni romperse la camisa ni creerse el ombligo del mundo". De la que nos quedamos con una meta: "Dejar de pensar que el amor es una historia de vampiros".

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