Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Amar en tiempos revueltos

Que estamos viviendo tiempos revueltos nadie lo duda, que estamos viviendo momentos que van a pasar a la historia de España, nadie lo duda… Que amar es algo complejo, tampoco nadie lo duda, pero amar en tiempos revueltos es cuestión todavía más meritoria, porque comporta un esfuerzo y un compromiso superior al que puede exigirse en situaciones de paz y tranquilidad.

Por eso, el que un millón de españoles salga a la calle en Barcelona, en un momento en el que el miedo, la marginación, el acoso y el delito de odio a los españoles se han consumado deliberadamente en Cataluña por los independentistas, demostrando su amor a España, me hace sentirme muy orgullosa de ser española, tanto como ya expresé hace 7 años en mi artículo Soy español, no facha (19/7/2010). No saben Puigdemont, Junqueras, Forcadell o Gabriel cuánto hicieron ayer por el sentimiento nacional español…

Pero así como es palpable este sentimiento nacional -porque España es una gran nación desde hace cinco siglos-, el sentimiento andaluz no existe como tal…, me lo han dicho almerienses, jiennenses, malagueños, cordobeses, gaditanos, y, por supuesto, granadinos.

La creencia de que existe un sentimiento andaluz -materializado en el andalucismo- es una auténtica falacia alimentada durante 40 años por intereses personales y con tácticas preconcebidas -al igual que en Cataluña, donde ha servido a los intereses de los Pujol, Mas y Cía, llegando a alimentar su monstruo nacionalista con un adoctrinamiento falaz y feroz-. El nacionalismo andaluz no existe, ni en el sentimiento ni en la historia del sur de España. Pero, es más, es que la materialización del sentimiento supuestamente andaluz que padecemos en este territorio, con unos símbolos y una ideología prefabricada, ni tan siquiera podría considerarse como andaluz, sino como sevillanista. Esto es, nos han vendido un sentimiento -materializado en una autonomía- que exclusivamente se identifica con Sevilla, sus intereses y sus singularidades. No es de extrañar que muchos habitantes de esta Comunidad no se sienten andaluces, porque no lo son, porque los experimentos artificiales pueden colar en la organización territorial pero no calar en la sociedad a la que se dirigen. Y el sevillanismo, maquillado bajo el nombre de andalucismo, no ha calado en muchas gentes de Andalucía, y nada en Granada, Almería, Jaén, e incluso en Málaga.

Por eso, que se hayan visto manifestaciones públicas de andalucismo precisamente en Granada en fechas recientes, demuestra que amar en tiempos revueltos a tu territorio por encima de Sevilla y de Andalucía puede resultar inquietante para aquellos vasallos de su rey autonómico que, medrando en la corte sevillana, quieren conseguir prebendas personales ad perpetuam.

Como el verano no termina de irse, valga este símil veraniego que refleja el sentir de muchos que aman este nuestro territorio: Nos gusta la tierra firme, pero si nos han lanzado a la fuerza a una piscina, no queremos estar nadando sin flotador a sabiendas de que nos vamos a ahogar, ni agarrarnos a un flotador que no nos pertenece y que no nos mantiene a flote, queremos un flotador propio si es que tenemos que mantenernos nadando en esta piscina autonómica, que por cierto, cada día tiene más detractores, y con razón…

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios