Público y privado

María Escudero

Andalucía rural

CON frecuencia nos encontramos con comentarios ofensivos sobre Andalucía y los andaluces haciendo uso de estereotipos. Esos clichés además de injustos desprestigian a nuestra comunidad. El más manido de esos recursos es la apelación a una supuesta indolencia utilizando el famoso PER, con la consabida apelación a la tutela y al subsidio, eso sí, sin contar que lo invertido en Andalucía y Extremadura siempre es mucho menos, por ejemplo, que lo gastado en apoyo a industrias automovilísticas en Cataluña o el País Vasco, y que en ambos casos se trata de apoyar el desarrollo. En el caso de nuestra tierra ha sido fundamental para evitar el despoblamiento del medio rural y para la cohesión social. Por ejemplo en el año 2009, el Programa de Fomento del Empleo Agrario (antiguo PER) hizo posible la realización de más de 2.000 proyectos de obras que supusieron la contratación de 100.277 trabajadores y la generación de 1.680.996 jornales. La Andalucía rural representa el noventa por ciento del territorio en el que vive la mitad de la población andaluza y es necesario seguir aplicando políticas de desarrollo rural en las que se invertirán hasta el año 2015 más de 800 millones de euros.

Hace unos días se aprobó el Programa de Desarrollo Rural Sostenible para nuestra comunidad con un presupuesto de 289,8 millones de euros para 311 municipios de todas las provincias y que afectará a 716.000 habitantes de las zonas rurales andaluzas en las que se ha incluido la Alpujarra.

Esta semana el presidente Griñán ha venido a Granada, a Loja, a firmar un convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura y la Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía (ARA) para vincular el patrimonio cultural al desarrollo que sirva para afianzar un modelo de crecimiento económico basado en la calidad, la excelencia, la sostenibilidad y la innovación. Por extraño que parezca el PP ha criticado la visita, seguramente será porque la derecha nunca ha creído en Andalucía, históricamente ha tenido una concepción periférica de nuestra tierra. Ahora, en esa deriva triunfalista en la que están, que se basa en no hacer ni proponer nada con la idea de que ya les toca ganar las elecciones ayudados por la crisis, no dudan en socavar y en hasta desgastar y desprestigiar ya sea a Andalucía o los andaluces y andaluzas o en bloquear las instituciones del Estado, avergüenza su comportamiento en la renovación de los órganos constitucionales. La política cuando antepone los intereses partidarios al interés general deja de tener sentido y más en momentos de gran dificultad como los que estamos viviendo. Esa estrategia de la que tanto abusa el PP no es buena para nadie, ni siquiera para ellos, de todos modos será la ciudadanía la que decidirá en tiempo y forma.

Mientras el PSOE gobierna trabajando por la igualdad de los ciudadanos y la cohesión territorial y social, priorizando la creación de empleo, la educación, las infraestructuras -antes las autovías, ahora el tren de alta velocidad-, la sanidad pública que es un referente internacional, la modernización de la agricultura, la biotecnología, las energías renovables que son los ejes de la Andalucía contemporánea.

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