¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Benemérita

La construcción de nuestra democracia ha ido acompañada por una Guardia Civil altamente profesionalizada

Gracias a uno de esos escasos programas de Televisión Española que aún merecen la pena, Historia de nuestro cine, vimos recientemente Cuerda de presos, película dirigida a mediados de los años cincuenta por Pedro Lazaga. El filme, ambientado a finales del siglo XIX, narra las aventuras de una pareja que tiene encomendada la misión de trasladar a un peligroso asesino desde el lugar de su detención, un pueblo leonés, hasta la Audiencia de Vitoria para ser juzgado. Empieza así un duro pero hermoso viaje por una España aún primitiva y salvaje; una sucesión de páramos, montañas, puertos, villorrios y ríos que los uniformados y el reo recorren sin apenas hablar, concienzudos y sobrios, hombre duros que nunca pronuncian en vano las palabras dolor y amor, por mucho que las puedan sentir, algo que sería conveniente fomentar en esta época en la que tanta gente intenta vender como salud emocional su pornografía sentimentaloide.

La fundación e historia de la Guardia Civil está íntimamente ligada al surgimiento y construcción del Estado liberal tras la Guerra de la Independencia y la pérdida de las colonias. Los del tricornio serían (y siguen siendo) los encargados, no sólo de dar seguridad a los caminos, campos y pueblos, sino de representar la idea misma del Estado en los puntos más remotos del país. Tanto que alguien dijo que los dos principales elementos que dan unidad a España son el culto a la Virgen y la Guardia Civil. Sus escasos enemigos actuales -movidos normalmente por los prejuicios ideológicos- suelen magnificar algunos de sus errores históricos, inevitables en un cuerpo que, al fin y al cabo, se nutre de la misma sociedad. Es imposible que una nación convulsa produzca instituciones sosegadas. La llegada de la Constitución y la estabilización de nuestra vida política estuvieron acompañadas por el desarrollo de una Guardia Civil altamente profesionalizada y comprometida con la construcción de la democracia. La intervención de algunos de sus miembros en el 23-F o en la guerra sucia impulsada por el poder político contra el terrorismo vasco, no empañan un amplio historial de éxitos, que van desde la derrota de ETA hasta el esclarecimiento de los crímenes que han conmocionado recientemente a los españoles, como los de Diana Quer o Gabriel Cruz. Sirvan estos apuntes de urgencia, escritos mientras se busca al cabo Diego Díaz, desaparecido al ayudar a unos ciudadanos accidentados en el arroyo Galapagar, como lacónico y agradecido homenaje a los hombres y mujeres que formaron y forman parte de la Guardia Civil. Viva honrada.

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