Crónica personal

Pilar Cernuda

Bomba-lapa

OTRA vez. Estaban ahí, agazapados, preparando las bombas-lapa que tantas víctimas mortales han sumado a la lista larga de las víctimas mortales de ETA.

Está más debilitada que nunca, lo reconocen incluso los dirigentes que están en prisión, hasta el punto de que la mayoría de ellos abogan por acelerar cuanto antes la agonía y anunciar cuanto antes el fin del terrorismo. Pero la banda, se sabía, incluso debilitada, desorganizada y en las últimas, tenía capacidad de matar. Y lo ha hecho. Ha asesinado además a una persona importante en la lucha contra ETA, el inspector Puelles había demostrado su coraje cuando, en los años más duros de la década de los ochenta, los años de plomo, decidió ingresar en la Policía Nacional para pelear contra aquellos terroristas que preparaban atentados casi a diario. Luego, en estos dieciseis años de trabajo, ha destacado en todos los campos, dedicado últimamente al de la información y el seguimiento de los terroristas.

Han golpeado duro, pero no se saldrán con la suya. Han roto una familia, la han destrozado anímicamente, pero ahí están los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para detener cuanto antes a los asesinos y, como decía el lehendakari Patxi López, enseñarles el único camino que deben recorrer: el de la cárcel.

Un atentado, por grave que sea, por trágico que sea, no puede minar la moral de quienes trabajan contra ETA, y los compañeros de Eduardo Puelles cogerán su antorcha con más ganas que nunca de identificar, localizar y detener a los terroristas allí donde se encuentren. Esta vez además no habrá tibieza en el apoyo a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, como no habrá tibieza en la condena al terrorismo. Se ha percibido en la forma en que se ha expresado Patxi López, que ha sufrido el primer atentado mortal de su mandato, pero que ha utilizado una contundencia en su declaración de repulsa que no se había visto hasta ahora en ningún lehendakari.

ETA cabalga de nuevo y además su víctima ha sido seleccionada, lo que demuestra que los terroristas tienen una mínima infraestructura, capacidad de localizar y seguir a un miembro destacado de la Policía, y que cuentan otra vez con bombas-lapa para llevar adelante sus planes, sus atentados. Pero sabemos que, a pesar de ese dato inquietante, hay motivos para no venirse abajo: el nuevo Gobierno vasco se toma como prioridad acabar con los terroristas, el PP y el PSOE trabajan sin fisuras en esa dirección, y el partido próximo a ETA no ha conseguido los votos necesarios para sentarse en el Parlamento Europeo, prueba evidente de es creciente el rechazo de la sociedad a los etarras.

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