La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El Borbón y el socialista

Los discursos del Rey y de Borrell -un Borbón y un socialista- han puesto las cosas en su sitio

Una presentadora de TV3, la televisión pública catalana, incluyó la Falange entre los convocantes de la manifestación de ayer. Nada nuevo. Hace tiempo un tertuliano de TV3 comparó a Albert Rivera con José Antonio Primo de Rivera. Zapatero cometió el error de confundir memoria e historia con su Ley de la Memoria Histórica uno de cuyos objetivos injustos (porque también los había justos) era identificar al PP con el franquismo. Cuando surgieron los podemitas le compraron el invento. Y lo mismo hicieron los burgueses de la ex CiU y los radicales de ERC o la CUP con quienes no comulgaban con sus ruedas de molino secesionistas.

El truco izquierdista de calificar de fascistas o franquistas a sus opositores o a quien exprese una opinión discordante era y es fácil y cómodo: supone una descalificación instantánea de la derecha democrática que hace innecesario discutir sus argumentos. Por desgracia la bandera y el himno de España iban en el lote facha, caso único en una nación democrática. La descalificación de los verdaderos -pocos, afortunadamente- fascistas o franquistas está cargada de razones históricas (tantas como las que servirían para descalificar a los comunistas). Pero es falso e injusto llamar fascista al PP y joseantoniano a Rivera; o decir que Falange conovocaba la manifestación de ayer.

Afortunadamente los excesos de los golpistas secesionistas y los antisistema pueden haber acabado con esta maniobra. Ayer las calles de Barcelona no se abarrotaron de fachas, digan lo que digan TV3 y los independentistas, sino de constitucionalistas; la bandera de España no se agitó por nostalgia franquista, sino para defender la democracia; la unidad de España que se reclamaba no era centralista, sino un reconocimiento plural y tolerante de las diferencias como riqueza en vez de cómo enfrentamiento.

Se acabó, espero que para siempre, lo de que el amor a España y el respeto a la bandera y el himno son cosas de fachas. La manifestación de ayer fue un ejercicio de racionalidad democrática, no de patrioterismo. Estuvo espléndido Borrell -en uno de los mejores discursos de nuestra historia democrática- cuando, ante los gritos de "Puigdemont a la cárcel", dijo: "¡No, no, no! No gritéis como las turbas en el circo romano… A prisión van las personas que dice el juez que tienen que ir"; o cuando exigió: "nada de boicots ni de ofensas". Estas cosas diferencian a los demócratas de los totalitarios. El discurso del Rey y el de Borrell -un Borbón y un socialista auténtico- han puesto las cosas en su sitio.

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