La bitácora

Félix De Moya

'Buy american'

EN las últimas semanas la opinión pública norteamericana ha debatido con fruición una clausula del plan de rescate económico que el presidente Obama ha presentado a aprobación en las cámaras legislativas. La clausula buy american (compre americano) del plan Obama tiene por objeto proteger a la economía del país fomentando el consumo de productos de producción nacional frente a los importados. Estas medidas proteccionistas han sido sugeridas aquí por nuestro ministro de Industria (todo un precursor) hace algún tiempo. En realidad se trata de pedir a los consumidores que sólo consuman productos nacionales aunque puedan ser más caros ya que los gobiernos no pueden o no quieren impedir la entrada de productos importados. Todo un alarde de imaginación. Parece que el Senado norteamericano finalmente ha dulcificado la famosa clausula.

En paralelo los trabajadores de una refinería inglesa han mantenido una huelga hasta hace pocos días en protesta porque la empresa pretendía contratar mano de obra italiana y portuguesa en lugar de inglesa. Finalmente se ha llegado a un acuerdo y de los 195 nuevos contratos 102 serán para ingleses y los restantes para extranjeros. En fin, todo un ejemplo de solidaridad. Mañana seguramente en Italia y Portugal dejarán de tomar el té de las cinco en justa correspondencia.

Entre tanto, el ministro de Industria, muy hablador últimamente, nos cuenta que los banqueros están agotando la paciencia del Gobierno por no dar créditos a las pequeñas y medianas empresas y a las familias. Veinticuatro horas después los presidentes del BBVA y el Santander casi al alimón declaran con cierta solemnidad que la demanda de créditos a caído más de un veinte por ciento y que sería irresponsable darle créditos a quienes no los pueden devolver. Al parecer, eso viene a significar que la culpa de la crisis también ha debido ser del chachachá y que esta es la hora de los solventes, es decir, de los que no necesitan créditos.

Por lo visto otro de los efectos de la dichosa crisis es que el mundo encoge y sólo puede haber salvación para cada uno de nuestros conocidos y sus allegados. No se nos ocurre nada que no conduzca a la exclusión de unos cuantos o mejor aún de muchos como solución. Debe ser la desesperación lo que nos lleva a pensar que lo mejor para alargar la travesía que nos ha tocado en suerte es echar a alguno por la borda y que la patera vaya más ligera. El lema del momento parece ser, sálvese el que pueda y cuantos menos seamos más posibilidades tendremos. Todo un test para solidarios que no están de visita por el mundo de los desfavorecidos.

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