palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Cambio de régimen

SE acabaron las especulaciones, los programas ocultos, los indicios velados. Llega la hora de gobernar y Castilla-La Mancha (y también algunos ayuntamientos de ciudades importantes) va a ser el ensayo de lo que Mariano Rajoy aplicará al país dentro de poco menos de diez meses si, como todo apunta, gana las elecciones generales. Toda esa artillería verbal más o menos matizada, esas amenazas de purgas en las administraciones de elementos desafectos o esos amagos de subastar las empresas públicas y engordar el negocio privado deberán ahora concretarse. Ya no vale la teoría. El PP, en sus distintos espacios de gobierno, tiene que demostrar, uno, que está capacitado para gobernar en unas circunstancias complicadísimas y, dos, acreditar hasta dónde es capaz de llegar y, desde luego, de resistir sin que estalle una revuelta social. No es fácil pasar del discurso insolente de quien ejerce (sobrado) la oposición contra un contendiente débil a la acción de gobierno. La rutina de la arrogancia exige ahora precisión. Y en esas estamos.

Los atisbos que hemos observado en este tiempo intermedio entre la victoria electoral y la toma de posesión son aún confusos. Lo ocurrido en Castilla-La Macha, donde los socialistas han tenido que paralizar las reuniones para el traspaso de poderes ante la difusión de noticias que aumentaban sin pruebas el montante de la deuda y dudaban de que los funcionarios fueran a cobrar sus sueldos, revela la dificultad de transformar la sofistería populista en responsabilidad de gobierno. Las respuestas a El País de Marcial Marín Hellín, el genio de Economía del PP manchego, sintetiza perfectamente esa dificultad. Hay 2.000 millones de déficit, ¿de dónde saca esas cifras? "Lo sabemos oficiosamente". Hay facturas en los cajones y se están destruyendo, ¿cómo lo sabe? "Nos lo están contando. ¡Es que hay muchas empresas que nos llaman!". No hay dinero para pagar las nóminas a partir de julio, ¿en qué se basa? "Si no hay dinero para pagar a las empresas, tampoco lo habrá para pagar a los funcionarios, ¿no?". ¿Entonces es una suposición? "Sí, es una suposición". Van a suprimir el 75% de las empresas públicas. "Sí. En esas empresas trabajan 3.000 colocados, la mayoría de los cuales sólo está ahí por tener el carné del PSOE". Etcétera.

¿Eso es lo que podemos esperar para España? ¿Purgas de trabajadores? En Granada, ante las expectativa de gobernar la Diputación, la secretaria del PP, Luisa García Chamorro, habla de "cambio de régimen". El estreno de Juan Ignacio Zoido en Sevilla ha sido igualmente inquietante: suprimir las farolas porque reflejan la estética de los vencidos y quitar el nombre de una calle a una actriz para darlo a un periodista afecto. Eso no es gobierno sino desagravio. Desagravio por cambio de régimen.

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