Hace un par de días hemos conocido una noticia según la cual el PP habría pagado en negro parte de un concierto de Azúcar Moreno en la campaña electoral por la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital, en 2007, según la información contenida en el pendrive del ex gerente del partido regional Beltrán Gutiérrez, incluida en el sumario del caso Púnica que incorporaría información de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO).

De ser cierto, caramba, estaríamos ante un capítulo más de los numerosos casos concretos de corrupción que (en esta ocasión) estaría vinculada a dopar los procesos electorales en favor del PP. Esto añade gravedad a todos estos casos de corrupción que tanto indignan a la ciudadanía.

Mi preocupación en relación a estos casos no viene dada por el hecho de afectar a un partido rival sino, porque al afectar al partido que gobierna y al implicar políticamente al presidente del Gobierno, son casos que afectan al crédito social de la política y de los políticos y contribuyen, por tanto, a la desafección.

Creo que Rajoy y la dirección del PP se están equivocando en la manera de afrontar la corrupción sistémica en su partido. Incluso en el hecho de pretender que la declaración que debe hacer ante los tribunales por el caso Gürtel, sea a través del plasma y en fechas favorables para Rajoy a finales de julio; porque es un error innecesario.

Tanto la indignación social por la corrupción como la especial sensibilidad de la ciudadanía por estos asuntos, justificarían acudir a esa declaración de manera presencial como hace cualquier ciudadano normal. Debería ser normal aunque no sea normal el asunto por el que se le cita a declarar al presidente. Caramba.

Estoy convencido de que esta equivocada estrategia terminará pasando una sería factura al PP de la misma manera que estoy seguro que lo peor de todo es que ya está pasando factura a nuestra democracia. Algo por lo que la dirección del PP merece un serio reproche. Caramba.