Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Catalanglesh

Dentro de dos lustros, quizá menos, cuando sean más del 70%, se irán silbando Els segadors tranquilamente

La declaración de criptoindependencia (¡ojo, no confundir con Cristoindependencia, que produciría más bajas que el Concilio de Nicea!) de Carles Puigdemont me recordó de inmediato el lenguaje gaseoso de José Moratalla, aquel bondadoso alcalde de Granada cuya expresión más comprensible a lo largo de todo un mandato fue "el módulo intermodal". El presidente del Govern se expresó en catalanglesh y hasta Rajoy, que habla idioma propio para el que aún no se conoce traductor, ha tenido que rogarle que se lo traduzca. Como uno ha vivido ocho maravillosos años en Barcelona, y no habla, pero entiende perfectamente la hermenéutica catalaneta, se lo va a traducir gratis et amore para colaborar una mica a la pacificación peninsular. Puigdemont sabe que las descarriadas cargas policiales del día del referendo espantaron al mundo y ensancharon la base independentista; pero no es menos consciente de que, tras aquella primera victoria, se ha producido una tremenda deslocalización de empresas, se ha visualizado el espanto de la Unión Europea ante la causa secesionista y los partidarios de la unión han hinchado músculo en la manifestación que colmató el domingo Vía Laietana. De ahí su "sí, pero no".

Lo que ha hecho el independentismo, siempre proactivo y a la espera de los errores que el descerebrado nacionalismo español repite sin cesar, ha sido invitar al presidente del Gobierno a aplicar el artículo 155 de la Constitución al grito de "yo soy español, español, español". Pero quien ya ha aplicado el 155 ha sido Puigdemont, puesto que la aprobación de la independencia, que aparcó ocho segundos después, implica necesariamente la suspensión de la autonomía. Luego Puigdemont, Junqueras y los del "demà ens anirem" le han entregado la pelota al Gobierno del PP (y a Ciudadanos, situado a su derecha en Cataluña) conscientes de que difícilmente resolverán el problema quienes tanto han contribuido a crearlo, quienes han alimentado con sus acciones o con su dejación que el número de diputados independentistas crezca de 11 a 72 en unos años. La intención es que persistan en el error, que se atribuyan torpemente la suspensión de una autonomía ya violentada, que se empeñen en negar el sentimiento de pluralidad del país, que intenten hacer españoles a guantazos, que sigan pariendo independentistas y colaborando en el beneficio electoral mutuo e inmediato de los dos ismos. Y dentro de dos lustros, quizá menos, cuando sean más del 70%, se irán andando y silbando Els segadors tranquilamente.

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