GRANADA se convirtió el año pasado, según la memoria de la sección de seguridad vial de la fiscalía, en la primera provincia de Andalucía en número de detenidos por conducir bajo los efectos del alcohol. En total, 68 personas fueron condenadas a penas de prisión por diferentes atentados a la seguridad del tráfico. Los datos constituyen en sí mismos la enésima llamada a la responsabilidad de los conductores, aunque da la impresión, después de tantas campañas y del endurecimiento de la ley, de que un grupo minoritario de conductores, casi siempre jóvenes, se resiste a aceptar las normas y conduce temerariamente cada fin de semana por las carreteras de la provincia exponiendo su vida y las del resto de automovilistas. El balance, sin embargo, también se puede leer de una forma positiva: el incremento de los controles de alcohol montados por la Guardia Civil en las carreteras más conflictivas. En el caso particular de la provincia, en los últimos meses la vigilancia es regular y constante. Ojalá esa constancia sirva para reducir en el futuro las funestas estadísticas de hoy.

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